Según el Antiguo Testamento y el Tora, los judíos estaban hartos de que los egipcios les tomaran como prisioneros y los convirtieran en sus esclavos y por eso pidieron a su dios, Jehová, que les enviara 10 plagas para hacer entrar en razón al faraón de turno.
Y al hacerlo no se quedaron cortos ya que puestos a pedir les desearon invasión de ranas, de piojos, de mosquitos, de moscas, de langostas (de las que vuelan), de peste para sus ganados y de lluvias de fuego y granizo.
De haber persistido hoy esa persecución de los egipcios a los judíos y de haberse rebelado estos como en aquel entonces, a estos les hubiera bastado - en un intento de simplificar su petición de ayuda – con haber pedido a Jehová algo mucho más duro, como sin duda habría sido una única plaga, una invasión de turistas anual para mayor gloria y esplendor del PIB.
Otros
tiempos y otros actores, pero por ejemplo en Canarias y Baleares está
sucediendo que llevan tiempo invadidas por esa indeseada (salvo para
los políticos a los que se les cae la baba ante el hinchazón del
PIB del archipiélago y a los industriales del sector) plaga de
turistas para la generalidad de la ciudadanía.
Pero por si fuera poco que fueran 14 millones de esos esforzados viajeros los que viajaron a Canarias el pasado año, e igual número a Baleares, resulta que muchos de ellos lo hacen como las golondrinas ya que vienen cuando en su origen las noches son largas, los días cortos y hace un frio que pela y vuelven cuando las tornas cambian lo que agrava más la cargante presencia de esos viajeros durante los meses de su estancia, presencia que no es moco de pavo ni cornada de marqués porque si esa presencia estuviera repartida regularmente a lo largo del año quierese decir que en ambos archipiélagos existiría una presencia permanente mensual, de 14 millones : 12 meses = 1,16 millones de guiris cifra que supone un un 60% de la población canaria, pues ya me dirán Uds. Pero si la situación se ha vuelto indeseada para una buena parte de la población canaria, para la balear es todavía peor ya que su población es de 1,2 millones de habitantes lo que quiere decir que el número de guiris en las islas es habitualmente igual al número de habitantes autóctonos por lo que en temporada alta ni les digo.
Probablemente, como vaya “in crescendo” el número de guiris que nos visitan, como decía aquel chusquero político del PSOE andaluz por otras razones, “a este país no lo va a reconocer ni la madre que lo parió”.
Pero eso si. Los políticos están como locos de contentos porque esa falacia de PIB va como una moto, los industriales del ramo más de lo mismo, los propietarios de las viviendas vacacionales, esa nueva forma de negocio que nos ha traído los viajes "low cost", al borde del nirvana y los únicos que no parecen muy felices son los ciudadanos a los que esta historia les ha venido a complicar la vida y de que forma.
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