Al que fue Premier británico Winston Churchill se le atribuyen frases y pensamientos rotundos que no eran suyos, lo que pasa es que con él se cumplía el viejo refrán "coge fama y échate a la cama", que no es otra cosa que cuando alguien con cierto renombre tiene fama de crear sentencias, habrá personas que pondrán en su boca las de su creación.
Pero hay una que se le atribuye a él con certeza y es la de "cada país tiene el gobierno que se merece", idea que se ajusta como anillo al dedo en el caso de EEUU que otra vez - pese a conocerle por sus hechos - haya sido declarado Presidente de ese país a alguien como el recién elegido.
Que un personaje como Trump, histriónico, mentiroso, mal educado hasta la grosería, encausado en procedimientos por fraude fiscal, condenado por acoso sexual, responsable del asalto al Capitolio, negacionista que no cree y así lo manifiesta de manera enfática, en el calentamiento global de la Tierra, con una justificada fama de empresario tramposo antes de llegar a la política, mantenedor de una política migratoria que permite separar a los niños de sus padres ya que mientras a estos les mete en la cárcel los niños quedan bajo la custodia del Departamento de Salud, enemigo declarado del conservacionismo, (permitió la extracción de petróleo en la zona ártica de Alaska) y así un largo etcétera, hace bueno lo que decía Perich sobre ese país cuando manifestó acerca de Nixon, "cualquiera puede ser Presidente de EEUU". Pasará además a la historia, entre otras cosas, por haber sido el primer presidente de EEUU entre los 45 habidos, que ha sido nombrado como tal habiendo sido condenado por un delito.
Y que este personaje llegue por segunda vez a la Presidencia del país más poderoso de la Tierra da cabal cuenta del estado de la conciencia social de los estadounidenses que como una especie de flagelación lo eligen como primer mandatario. Si sus primos los ingleses suelen invocar a sus reyes con un "Dios salve a la reina o rey", según los casos, supongo que la ciudadanía sensata de estadounidenses, que seguro que los habrá, exclamaran, "Que Dios nos salve de Trump".
La prueba del nueve de cuanto manifiesto es que tanto Feijóo como Abascal han acogido con entusiasmo su nombramiento por aquello de la afinidad tal vez.
Y como el brazo de ese país es largo, muy largo, algo nos tocará y a buen seguro que no será bueno.
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