jueves, 14 de noviembre de 2024

TALLEYRAND y ERREJÓN.

 Talleyrand fue un político francés, nacido a mediados del siglo XVIII, que se mantuvo en el candelero político de Francia durante 20 años bajo cuatro regímenes políticos distintos y decía, cuando alguien le tachaba de falta de fidelidad a una determinada ideología, que "él era un humilde servidor de los acontecimientos". Esta cita la tenía olvidada pero las cabriolas de Errejón - políticas, no de las otras - al aparecer en la palestra me la ha recordado, porque salvando las distancias, existe un cierto paralelismo en sus vidas en lo que se refiere al transfuguismo.

Pero el curriculum vite de Tayllerand es como para enmarcarlo, porque atención : fue sacerdote, obispo dentro de la Iglesia Católica en la que ocupó importantes cargos y además de su trayectoria religiosa fue político, diplomático y estadista.

De religioso se pasó a la República Francesa, de ahí al Imperio napoleónico y para rematar su trayectoria en un ¡ ale -hop, más dificil todavía !, se paso a la monarquía. Y todo ese movimiento zigzagueante político, Talleyrand lo definió de la manera cínica de la manera más arriba descrita. 

Errejón tiene una formación académica importante, como lo es sin duda la de Doctor en Ciencias Políticas (a este respecto un amigo solía decir "ni que la política fuera una ciencia") y su trayectoria en la política - a la que no volverá por razones que en este escrito no vienen a cuento por aquello de no mezclar churras con merinas - fue la de ser cofundador de Podemos, Más Madrid y Más País, que tampoco está mal aunque lejos de la cintura política del ilustre gabacho, pero en honor a Errejón cabe decir que no haberse frustrado su trayectoria como cofundador quizá habría alcanzado cotas más altas. 

De la misma manera que no he entrado en detalles del porqué ha abandonado la política tampoco voy a hacerlo sobre la ética de su comportamiento, sobre la que habría mucha tela que cortar, porque tampoco es el objetivo de este trabajo ya que en él simplemente trataba de establecer el paralelismo entre, digamos caritativamente, la cintura política de ambos.

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