"No hay voluntad política para frenar la inmigración clandestina porque significaría ir a la quiebra mañana ", ha manifestado el sociólogo holandés Heim de Haas, experto en este tema. Y es una verdad como un templo.
En lo que se refiere a Europa - para no tener que ir más lejos - (ese decepcionante conglomerado en que ha convertido la Unión Europea en un muy lejano pasado faro y guía de la cultura y libertades del mundo), los políticos se han convertido en los altavoces de esa gran mentira interesada que los ciudadanos en su gran mayoría hemos comprado por una evidente carencia de criterio propio imitando a los que miran el dedo que apunta a la Luna y no a ella, guiados por el discurso político.
Esa gran mentira que va calando tanto más cuanto más la repiten es la de que "la inmigración se ha convertido en la gran amenaza para la civilización occidental", argumentándola con falsos eslóganes baratos y pegadizos tales como que "nos quitan puestos de trabajo y aumenta la delincuencia en nuestras calles" discurso que hacen suyo tantos las derechas como la izquierda. La primera porque así intenta desgastar al poder instituido y la izquierda porque mientras fijamos nuestra atención en ese apartado no nos ocupamos tanto de los problemas que de verdad aquejan a nuestra sociedad, tales como la pérdida de valor adquisitivo de nuestros salarios por la doble vía de la escasa evolución de los mismos agravada por la inflación, la precariedad de los empleos, la escalada imparable de los precios de los alquileres de las viviendas así como de los precios de compra de las mismas, la pérdida de calidad de la Sanidad Pública que está llevando - a los que pueden- a la cara sanidad privada y buena prueba de ello es la proliferación que de este tipo de negocio se está dando en nuestro país.
Tanto la derecha como la decepcionante izquierda que nos dice gobernar silencian de forma mal intencionada que la inmigración es una excelente fuerza de trabajo barata y ...sumisa y que sin ellos la economía del país tendría que aprender a caminar con muletas, por no citar que hasta anteayer hemos sido un país del que había que emigrar para no morirse de hambre. Hasta ahí llega su cinismo y nuestra ignorancia, alimentada por el seguimiento al mercado de fichajes de nuestros excelsos futbolistas.
Y es que no solo no cambiamos sino que vamos a peor de modo que la frase de Unamuno cuando dijo "qué país, qué paisaje y qué paisanaje", refiriéndose al suyo, que es el nuestro, alcanza con actuaciones como la comentada su justo valor.
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