QUE HAY DE LO MIO

 

Tras los 12 años como lehendakari del Gobierno Vasco de Urkullu, los mandamases de su partido llegaron a la conclusión de que "por desgaste en el ejercicio del poder y por relevo generacional (que ellos hasta el momento no se aplican) había que cambiarlo" lo que se mire por donde se mire no es sino un argumento de escasa sutilidad para defenestrarlo.

Sirva ese comentario para entradilla de lo que explica el título de este comentario, el "QUE HAY DE LO MIO". El último Gobierno de Urkullu daba respuesta a sus necesidades organizativas con 11 Consejerías en tanto que la recién estrenada coalición entre  "el partido guía" y el PSE contará con 4 más, es decir con 15. ¿Acaso ese incremento será debido a que las funciones a desarrollar por el nuevo gobierno de coalición han aumentado en la proporción 15 a 11?. Pues que quieren que les diga, a mi me luce que no, que la razón no es esa, que más bien se encuentra en que el número de diputados obtenidos por el PSE derivados de los resultados de las últimas elecciones ha pasado de 10 a 12 en tanto que los del PNV de los 31 que tenía como resultado de la anteriores elecciones se han quedado en 27, lo que ha supuesto un claro batacazo que el PSE ha capitalizado por su crecimiento en forma de exigir - porque seguro que así habrá sido - un mayor pedazo de esa  tarta que supone el poder, para de esa forma premiar a los suyos.

No quisiera que se intrepretase este comentario como una crítica al PSE, no, esta situación no es sino una consecuencia que se deriva de la esencia de lo que es la política, para lo bueno y para lo malo. De todas formas siento verdadera curiosidad por conocer los títulos (pedir la de las funciones a desarrollar sería demasié) y me da la sensación que de haber empeorado el resultado de las elecciones para el PNV y mejorado para el PSE el número de consejerías habría aumentado en una más  y quizás y solo quizás, ante la dificultad para encontrar un título "ad hoc" para ella habrían tenido que titularla como la de "Pitos y flautas" y es que la imaginación tiene, como todo, sus límites.