Bueno pues. Un partido o mejor dicho, todos los partidos políticos que en el mundo son y serán, se precian de tener códigos de conducta internas que los presentan como ejemplos de transparencia y ejemplaridad cara a propios y extraños.
Los textos de dichos códigos son claros, rotundos, taxativos... si bien incluyen algunos matices que dejan en aguas de borrajas su aparente finalidad de modo y manera que al final se puede concretar su aparente severidad como un sí, pero.... para concluir en la práctica como Luis XIV contradiciéndose sin rubor alguno.
El Gobierno Vasco o lo que es lo mismo en este caso, el partido político mayoritario del mismo, el PNV, en su código al respecto manifiesta que lo cargos políticos al abandonar los mismos "no podrán prestar ningún tipo de servicio ni mantener relación laboral o mercantil en las empresas, sociedades o cualquier otra entidad privada con la que hubiera tenido relación directa debido al desempeño de las funciones propias de su cargo".
Sibilina redacción de la prohibición porque ¿desde cuando los primeros espadas de los partidos tienen relación directa demostrable con empresas con las que finalmente acaban prestando sus servicios una vez han cesado en sus cargos públicos?. Desde nunca, es la respuesta, de modo y manera que todas esas declaraciones de transparencia y probidad no dejan de ser un brindis al sol cara a la galería, porque luego la realidad se encarga de dejar las cosas en su sitio.
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