miércoles, 29 de mayo de 2024

LA MASIFICACIÓN DEL TURISMO DE BAJO COSTE.

 La creciente moda de viajar que ha sacudido a la humanidad tras la epidemia del Covid-19 que destruyó en España más de un millón de empleos y más de 3 millones de personas afectadas por ERTES, han llevado a una buena parte de la población europea a intentar recuperar el tiempo "perdido" lanzándose a un frenesí viajero sin precedentes. Y es tal la avalancha de turistas que en aquellas zonas que gozan de su predilección se están produciendo desequilibrios realmente preocupantes. 

Voy a referirme a Canarias que es la zona que mejor conozco a estos aspectos. Para estas islas han escogido - me refiero a los políticos que dicen regentarlas - y a los industriales del sector turístico, un tipo de turismo de "bajo costo" - sol y playa -  modalidad que deja poco margen por turista pero que al ser legión, ese es el secreto del negocio, dejan unos jugosos beneficios.

Pero esa inusual presencia de turistas está teniendo para la población local unos efectos negativos importantes cuales son, la carestía de vida, la inflación, el cada vez más elevado precio de los alquileres de las viviendas, lo que obliga a desplazarse a vivir lejos de los centros de trabajo con lo cual han de emplear tiempo en acudir a ellos además del coste añadido que tales desplazamientos suponen, el agotamiento de los recursos naturales tales como el agua, el suelo, la destrucción del paisaje, la proliferación de la construcción de viviendas ilegales (y hasta de alojamientos turísticos), sin perder de vista los bajos salarios y altos indices de paro y la despersonalización de los usos y costumbres de la población nativa, hace pensar a los que se aprovechan de esta modalidad de negocio que los recursos de los que dispone el archipiélago son inagotables y aunque así no lo pensaran es lo mismo ya que su lema ha sido, es y será, "después de mi, el Diluvio Universal", forma fina de decir "a mi, plim, el que venga detrás de mi cuando el negocio muera de éxito, y esto quede como algo parecido a un desierto de manera irreversible, que se las apañe", refiriéndose claro está a la población nativa superviviente.

En las zonas en las concurren las circunstancias citadas, se está empezando a desarrollar una actitud inconformista entre la ciudadanía ante la situación cada vez más alarmante que tal planteamiento de negocio supone, pero se encuentran con la falta de organización y medios, con el poderío de la industria del sector y con la ineptitud, con la estrechez de miras, con la falta absoluta de sensibilidad y con las corruptelas dominantes en esa clase política que no nos merecemos, pero que haciendo bueno la falta de conciencia ciudadana, así como de cultura, les seguiremos votando. 

Así las cosas la batalla se presenta muy desigual y a tal efecto un antropólogo famoso, Jason Hickel decía al respecto que, “en algún punto tendremos que asumir que pedirle educadamente a la clase dominante que pare con la destrucción de la vida no es algo que vaya a funcionar”.

Este antropólogo estadounidense es un teórico del decrecimiento, filosofía que para muchos es una utopía y para otros un horror, pero este hombre lo que defiende es que "decrecer no es solo posible sino también obligatorio si pretendemos seguir existiendo".

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