La cosa más suave que se puede decir del presidente que han elegido los argentinos es que es un patán. Un país como Argentina y no solo ese sino cualquier otro, no puede permitirse el lujo de tener como primer mandatario a una persona de esas características, pero en fin, es un país que está en democracia, lo han elegido y esa va ser su cruz durante el tiempo que dure este mandato porque no creo que repita.
Pero la actitud de este hombre durante su visita particular a España ha provocado una reacción el PP que ha puesto de manifiesto algunas cosas interesantes, cuales son, una que la ultra derecha les tiene comida la moral y dos que sus maneras de lo que entienden por hacer oposición al partido gobernante demuestra que su afán por hacerse con el poder, demuestra decía, que han perdido el oremus o como dicen los marineros del sur de la península, que están desnortados, que la situación supera la capacidad de sus mandos.
Y es que entre la falta de ideas acerca de como realizar un plan estratégico para esa España a la que dicen tanto amar, quedándose haciendo oposición a la voz " de que se discute, que me opongo" y el miedo a perder votos si hacen frente a la extrema derecha que acaudilla el Tigre de Amurrio, pues así va transcurriendo esa deriva del país rumbo al desastre. Por otra parte tampoco es de descartar que esa postura de no parar los pies a los extremistas de su coté tenga su origen en el popular dicho de que "entre bomberos no se pisa la manguera".
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