domingo, 19 de mayo de 2024

LA MUTACIÓN DEL LIBERALISMO

 La vida terrena sería muy aburrida - en la otra no se - si no se dieran cambios en como entender la misma. Menos mal que la fértil imaginación humana lleva esta idea a su máxima expresión. Pongamos algún ejemplo paradigmático de una señalada trasformación. John Locke fue un médico y filosofo inglés que vivió en la segunda mitad del siglo XVII y que fue el creador de una idea que pretendía eliminar la monarquías absolutas en aquel entonces presentes, los títulos nobiliarios, la confesionalidad del Estado y el derecho divino de los reyes. Pretendía además fundar un nuevo sistema político basado en la democracia representativa y el Estado de derecho, ideas todas ellas en confrontación con el conservadurismo imperante por aquel entonces. Como se ve, "demasié pa el body" para las ideas que imperaban por aquel entonces y tanto es así que a John la difusión de estas ideas le acarrearon sonados disgustos hasta el punto de que tuvo que salir por piernas del Reino y se refugió en los Países Bajos durante 5 años. 

Ahora los llamados liberales, por aquello de la mutación tienen otros objetivos que no son otros que el acabar con el llamado estado de bienestar y para ello en cuanto llegan al poder se afanan en la privatización de todo aquello que de manera solidaria esté bajo el paraguas del Estado como son empresas notables e incluso estratégicas, la educación, las prestaciones sociales como las viviendas, las pensiones, la sanidad y todo aquello que desprenda un aroma de solidaridad. Si a esa presión política se suma la desmedida ambición de los poderosos tendremos montada la tormenta perfecta. 

Ese afán, esa inquina por desmontar el estado de bienestar tiene un ejemplo altamente representativo en la actuación de la diputada del PP, Andrea Fabra en una sesión del Congreso hace 11 años en la que se sometió a votación la modificación a la baja de las prestaciones de desempleo que naturalmente fue aprobada merced al rodillo del PP que en aquel entonces tenía la mayoría absoluta. Pues bien, la citada diputada al aprobarse la votación exclamó a voz en grito, " muy bien, muy bien. Que se jodan". Cristalino.

Aquí en España esta carrera la inició el gobierno de ese pseudo socialista que era Felipe González - y ahora mucho mas pseudo una vez que ha alcanzado el estatus de mucho millonario - con la privatización de 80 empresas durante su mandato. Le siguió Aznar en esa linea con la valiosa colaboración de ese fenómeno en tantos aspectos que resultó ser Rato. En esta fase fueron durante 7 años 52 empresas las privatizadas, menos que Felipe pero de mucha más envergadura como son Telefónica (en la que puso de presidente a su compañero de pupitre en el colegio), Red Eléctrica, Repsol, Aceralia, Indra, Transmediterranea, Tabacalera, Endesa... , a Rodriguez Zapatero que fue el siguiente presidente del gobierno socialista ya le quedaba poco que privatizar, de ahí que no pudo estrenarse. Un tal M. Rajoy (que todavía no han averiguado quien es) lo intentó pero le pasó lo que a su antecesor en la presidencia del gobierno.

Así que en este tema de las privatizaciones tanto monta monta tanto el PP como el PSOE. Ahora además las maniobras son menos espectaculares pero más sinuosas tal como está ocurriendo con el desmantelamiento solapado de la educación, la sanidad y de las pensiones y como prueba es el espectacular crecimiento que han tenido las empresas de sanidad privada y los fondos de pensiones así como la universidades privadas.

La cabeza visible de estas políticas, la parte visible del iceberg, son los políticos mundiales que han sido y son como Trump, Bolsonaro, Aznar, González, Melendi, Sunak, Macron, Le Pen, Orban, M.Rajoy, Nuñez Feijóo... y como aventajados aprendices varios presidentes autonómicos del PP y el ultra derechista Abascal.

Vistos los principios fundacionales del liberalismo, ¿tiene sentido que los políticos y las políticas que de ellos se derivan se autodenominen liberales?. Recuerden cuales fueron :

 Eliminar la monarquías absolutas en aquel entonces presentes, los títulos nobiliarios, la confesionalidad del Estado y el derecho divino de los reyes. Pretendía además fundar un nuevo sistema político basado en la democracia representativa y el Estado de derecho.

 

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