lunes, 29 de julio de 2024

EL QUE NO CORRE, VUELA

 Parece ser que en la Comunidad de Madrid, esa que su presidenta quiere convertir en una especie de City londinense alegrada con grandes dosis de libertad y ríos de cañas además de (cómo vamos a comparar) por las medias verónicas, pases naturales, de pecho, lances de capa y lagartijeras, arte y esencia de esa fiesta tan española que es la de asesinar a los toros a partir de las 5 de la tarde, hora que por eso se dice de ella que es cuando enviudan las vacas. Bueno, pues parece ser decía, que en ella ha entrado una especie de epidemia que aunque ya conocida por otros lares, aquí parece que lo ha hecho con especial virulencia. 

Me estoy refiriendo al "troceado de los contratos" cosa que enseguida paso a explicar en que consiste. Cuando se piensa realizar una obra que supone una inversión importante hay dos formas de adjudicárselas a un contratista. Una, que es la legal es la de convocar un concurso público y que gane el que mejor oferta presente con lo cual de protege los intereses de la ciudadanía que es la que sus impuestos paga la obra y la otra es la fraudulenta que consiste en dar el contrato a dedo a un amiguete de confianza a poder ser de su cuerda política, porque nada mejor cosa que la de ganar amigos, con el complemento añadido de que algún detalle tendrá para el contratante.

Lo de epidemia viene a cuento porque en esa Comunidad da la sensación que siendo 7 los casos detectados con ese sistema de adjudicación, ese número ya bien merece tal denominación. 

¿Y como funciona este "ingenioso" sistema, por otra parte más viejo que la pana?.

El adjudicatario adjudica la obra (insisto, a dedo) y trocea el proyecto en lotes, en el número que se le antoje, de un valor unitario menor de 40.000 € limite máximo autorizado para la adjudicación por aquello de las urgencias que no pueden esperar al largo proceso de un concurso y luego se los paga a través de distintos medios para borrar pistas.

Esa forma de hacer entra en la clara definición de corrupción y más concretamente en la de prevaricación y tiene además la connotación de que se está perjudicando claramente los derechos de los contribuyentes porque los que realizan ese tipo de contratos están encareciendo las obras en contra de sus legítimos intereses. 

La Fiscalía está procediendo a examinar ese número de contratos fraudulentos y me atrevo a darles un consejo que consiste en que, "en aquella Comunidad en la que existan pruebas de que han realizado este tipo de contrataciones, efectúe un seguimiento a todas las obras mayores que se estén realizando para así garantizar que no se ha cometido ningún tipo de fraude en su adjudicación ". 

Y si ese ponerse la venda antes de que la herida se produzca no se realizara sería para sospechar que está funcionando entre los guardianes de la Justicia aquel viejo principio que se da entre los bomberos y que no es otro que entre ellos han convenido en no pisarse sus mangueras.

 


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