Una de las mejores maneras de triunfar bajo el prisma económico en esta vida terrena en España, en otros lugares me imagino que las cosas discurrirán más o menos de la misma manera, es el haber sido mecido en la cuna durante la infancia por un aña con uniforme, cofia y pendientes "ad hoc" y para eso nada como nacer en el seno de una casa rica y linajuda como es el caso del actual presidente de la Confederación Española Organización Empresarial (CEOE), Antonio Garamendi, nacido en el municipio de Getxo y supongo de manera fundada que en la zona de Neguri, es decir nos encontramos ante una figura de esa estirpe que se resiste a desaparecer. Este señor procede de una familia cuyos bisabuelo y abuelo, ambos arquitectos, se dedicaban principalmente a diseñar las mansiones de los nuevos ricos industriales de la época y su padre fue presidente de Marítima del Nervión empresa nacida en 1.899 en pleno desarrollo de la minería vizcaína y consejero, entre otras empresas, de Tubos Reunidos.
Es el presidente de la CEOE un hombre realmente ocupado, toda vez que simultaneando la presidencia citada es consejero de numerosas empresas lo cual no le impide decir como portavoz de esa entidad "boutades" del calibre de que si se disminuye la jornada laboral en España de 40 a 37,5 horas semanales, además de regalar a los trabajadores 16 días de vacaciones muchas empresas irán a la ruina.
Y eso lo dice un señor al que le pagan 400.000 euros al año (25 veces el salario mínimo interprofesional en España), lo que viene a significar que "el importe elevado de un salario no le pone a su beneficiario al abrigo de decir chorradas del calibre de la que nos ocupa", pero lo que si ocurre en contrapartida (y es que la naturaleza es sabia) es que crea en esas personas una especie de memoria selectiva, como por ejemplo de que pueda olvidar sin rubor que en España los trabajadores están realizando 2 millones de horas extraordinarias a la semana sin cobrarlas, lo que hace un total de 96 millones anuales (que equivalen a un coste de 1.200 millones de euros que los patrones "se ahorran") que repartidas entre los 21 millones de currantes hispánicos significa que desde tiempos inmemoriales cada trabajador le está regalando como media, 5 horas de su tiempo libre a su patrón al año sin remuneración alguna.
Que duda cabe que con esa mentalidad Garamendi se habría opuesto rotundamente a que los mineros vizcainos que trabajaban 6 días a la semana y 12 horas diarias a principios del pasado siglo, reivindicaran una mejora de esas condiciones inhumanas de trabajo.
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