miércoles, 21 de agosto de 2024

LA FORMACIÓN DUAL (1)

 Vista desde el Polo Norte la Tierra gira en sentido contrario a las agujas de un reloj, lo que finamente se llama sentido levogiro o sea a izquierdas, supongo que para cabreo de los derechosos que pueblan este hemisferio nuestro. Dicho de otra manera la Tierra, insisto, vista desde nuestro Polo, porque los que la ven desde el Polo Sur la ven girar en sentido contrario (dextrogiro) o sea en el sentido de las agujas del reloj. 

Bueno pues a veces resulta o que la Tierra se para o gira al revés de como lo hace ahora como si se hubiera vuelto loca. Lo digo porque a veces los avances de la historia van de un lado para otro incluso llegan a pararse. 

Intento referirme a la llamada formación académica llamada dual que se ha puesto de moda últimamente cuando ya hace 70 años yo pertenecí orgullosamente (lo digo ahora) a esa legendaria institución como era la de los pinches de fábrica, fauna a la pertenecí hasta que siguiendo a tradición fui relevado por el nuevo pinche "entrante". Pero antes del tiempo citado y supongo que desde la época de la industrialización iniciada en el Reino Unido es cuando la figura de los pinches ya tomó una cierta relevancia por el gran número de ellos que se generó.

Estrictamente se puede hablar de la formación dual de aquel entonces ciñéndonos a los pinches que tras dejar ese empeño estudiaban una carrera y fuimos muchos los que hicimos ese recorrido, del que visto lo visto me fue muy provechoso porque aprendimos mañas que nos han servido para andar por la vida desde jovencitos. Fue un inicio duro el mio en aquella legendaria fábrica, General Eléctrica Española situada en Galindo barrio de Sestao. Duro porque yo creía que desde el principio me iba a poner a delinear y cual sería mi derrumbe moral cuando lo que realmente ocurrió era que a base de llevar botijos de agua a una sala de 40 delineantes que tenían una sed sahariana y hacer recados por toda la fábrica, me di cuenta de que entré a pertenecer a la categoría de la más baja forma de la vida animal. Vamos que era un autentico gusano. El último mono de aquella fauna fabril.

Sin embargo como el ave Fénix resurgí de la miseria moral en la que me sumí y empecé a llevarlo con dignidad y lo que es más importante a acumular experiencia de supervivencia que me han servido y mucho a lo largo de mi vida.

(Seguirá porque queda mucha tela que cortar).



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