jueves, 3 de julio de 2014

 AFORADOS

  Alemania 0 - España 10.000. Ese es el tanteador de los aforados en esos dos países, porque 10.000 son los  aforados en España y cero en Alemania, en tanto que en otros muchos países donde está arraigada la democracia desde hace muchos años, esa figura es prácticamente desconocida.  Dada esa proporción y el nivel de nuestra democracia, se podría establecer una ley que dijera "el número de aforados de un país es inversamente proporcional a la calidad democrática del mismo". Ya Alfonso Guerra, el incombustible, manifestó en los albores de esta pseudo democracia nuestra, tan sui generis, "Montesquieu ha muerto". ¿Que es lo que pretendía ese señor francés?. Pues una nítida separación de los tres poderes de un  Estado democrático. Que las tres fuerzas, los tres pilares del mismo, los poderes legislativo, ejecutivo y  judicial fueran independientes entre sí. Pues bien, eso aquí no funciona. En un sistema bipartidista como el nuestro, en cuanto uno de los dos partidos se hace con la mayoría  en el Congreso, legisla pasando el rodillo y ejecuta después en función ello y por si fuera poco administra la justicia toda vez que la mayoría de lo jueces del Tribunal Supremo, por ejemplo y por no citar mas que un tribunal,  son nombrados en su mayoría por el  partido en el poder, por lo tanto de su cuerda y como quiera que los aforados solo pueden ser juzgados por ese tribunal, pues he ahí lo que realmente pretende esa figura abusiva del aforamiento. Garantizar que los posibles desmanes ( y frecuentes habría que añadir) sean juzgados por un tribunal sometido al poder político del partido reinante. De ahí se desprende el escandaloso número de aforados en España.  Si en general los políticos no dicen la verdad ni a su médico, habrá que convenir en que Guerra tuvo un momento de debilidad no superado al enunciar la muerte de Montesquieu, enterrado desde entonces en la tierra de María Santísima.

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