Inspirados
en los famosos modistos Valentino, Armani,
Carolina Herrera,
Versace...los políticos en general (algún
despistado habrá por
poco tiempo ), han imitado el buen
hacer de ellos en el arte de
vestir el muñeco, tarea en la que
han alcanzado un gran virtuosismo.
Así no hay partido que
no se envuelva en el manto del ideario
demócrata – de
moda tras la II Guerra Mundial - prometiendo en sus
campañas electorales los jardines del Edén, para una vez
instalados
en el poder dedicar lo mejor de sus energías a
mantenerse en el
mismo, una vez superado cuanto
prometieron (10 minutos después).
Siguen vistiendo el
muñeco de un aspecto “politicamente correcto”
adoptando
modos y maneras democráticas como el pseudo
empoderamiento del pueblo soberano en forma de
programas como “la
transparencia de la gestión”, “la
participación ciudadana”
“las escuelas de ciudadanía” etc. a
la voz de que no le falten
ropajes a esa farsa en que han
convertido a la democracia. Listas
cerradas en las que los
capos premian la fidelidad al Partido en
lugar de la honradez
y preparación, “el que se mueve no sale en la
foto”, mienten
hasta a sus médicos, se ponen los salarios y
jubilaciones
que les viene en gana, trabajan poco o nada, hacen de
las
puertas giratorias todo un arte de supervivencia, hacen
entierros
diarios de Montesquieu, juegan a la gallinita ciega
con la corrupción, se alían hasta con el demonio con tal de
perpetuarse en el poder, cambian de principios – si alguna
vez llegaron a tenerlos – tanto como de camisa, con
frecuencia los bien colocados hacen milagros en el arte de
hacer desaparecer cosas que luego como Houdini hacen
aparecer a miles de kilómetros.....
En fin, todo ello y más me está llevando a quitarme de la
política aunque sigo con curiosidad malsana las
correrías de esa gente, de esos politiquillos, más bien, sin
esperanza alguna de que los majaderos votantes, entre los
que por supuesto me incluyo, tengan la fuerza necesaria
para cambiar el curso de los acontecimientos dejando de
ser tontos útiles.
con la corrupción, se alían hasta con el demonio con tal de
perpetuarse en el poder, cambian de principios – si alguna
vez llegaron a tenerlos – tanto como de camisa, con
frecuencia los bien colocados hacen milagros en el arte de
hacer desaparecer cosas que luego como Houdini hacen
aparecer a miles de kilómetros.....
En fin, todo ello y más me está llevando a quitarme de la
política aunque sigo con curiosidad malsana las
correrías de esa gente, de esos politiquillos, más bien, sin
esperanza alguna de que los majaderos votantes, entre los
que por supuesto me incluyo, tengan la fuerza necesaria
para cambiar el curso de los acontecimientos dejando de
ser tontos útiles.