En
el pasado 2.017 han sido del orden de 80 millones los
turistas que
han visitado España, siendo Francia el único
país del mundo en
superar esa cifra. Ese número de
visitantes, que junto
con los precios bajos precio
del petróleo y del dinero han sido importantes motores de la
marcha económica del país, está
provocando en algunas
zonas de España efectos no deseados para la
población
nativa. Mallorca, Ibiza y Canarias están sufriendo en sus
carnes problemas derivados de ese masivo número de
visitantes. El
permitir que viviendas particulares entren en la
oferta turística ha
provocado un corrimiento de los precios de
los alquileres al alza,
de tal forma que los nativos se las ven
y desean para alojarse a
precios razonables. En Ibiza
principalmente el tema ha alcanzado ya
niveles
preocupantes. En menor grado está ocurriendo en Mallorca,
y
en Canarias a la problemática de los precios de los
alquileres, se
suma el deficiente sistema de la red pública
de transporte que hace
que la población autóctona que se
ha visto obligada a desplazarse
a vivir lejos de los centros
de trabajo buscando precios asequibles para su alojamiento,
tenga que utilizar vehículos particulares para acudir a ellos.
Esa utilización masiva de coches está provocando un serio
problema de circulación, problema que viene a sumarse al
encarecimiento de la vivienda. Estos desequilibrios vienen a
suponer un aldabonazo al crecimiento “per se” del número
de turistas que nos visitan, toda vez que están produciendo
tenga que utilizar vehículos particulares para acudir a ellos.
Esa utilización masiva de coches está provocando un serio
problema de circulación, problema que viene a sumarse al
encarecimiento de la vivienda. Estos desequilibrios vienen a
suponer un aldabonazo al crecimiento “per se” del número
de turistas que nos visitan, toda vez que están produciendo
importantes efectos negativos en las zonas citadas. De
modo que no todo lo que reluce es oro.
modo que no todo lo que reluce es oro.
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