sábado, 31 de marzo de 2018

A VUELTAS CON CATALUÑA

Se puede ser incluso nacionalista, tanto central como periférico y una buena muestra de que se puede es el que existan, pero la condición mínima exigible a cualquier ideología es la coherencia, rara avis que suele estar asociada al menos común de los sentidos, ese que se llama común. En ese linea, si algo le ha faltado - y sigue faltando - al llamado proceso independentista catalán, el "procés"como los catalanes le llaman, es eso. Coherencia. Desde mucho antes de su momento cumbre que se sitúa en el 1 de octubre del pasado año, se fueron gestando una serie de actuaciones que vistas con la perspectiva que da el paso del tiempo, su relación provoca estupor. Veamos si no. Se han aprobado leyes en su Parlamento de forma ilegal hasta en opinión de los letrados de la misma institución. Han realizado referendos sin tener capacidad legal para efectuarlos. Una vez efectuados han realizado un conteo de los resultados con tal falta de rigor que mueve a la carcajada si el asunto no fuera tan serio.
Han hecho caso omiso a los avisos de los Tribunales Constitucional y Supremo. Hicieron un auténtico show con la pseudo declaración de independencia. Pena daba ver por un lado la expresión de asombro y perplejidad de muchos seguidores independentistas, del injustificado alborozo de los que creían vivir en una República Independiente y así como de otros que gritaban de manera desaforada "por fin somos libres", como si al día siguiente comenzaran a vivir como ciudadanos de un idílico país. Suspendida la Autonomía por el Gobierno Central, se realizan nuevas elecciones en las que los nacionalistas catalanes vuelven a ganar en escaños al Parlamento, pero se quedan en un 47% del número de votos emitidos. Y esa es la tragedia, el nudo gordiano de todo este disparatado proceso, el como se puede por intereses personales y partidistas querer seguir adelante con esa idea de la independencia disponiendo de tan exiguo número de apoyos. Hay que ser iluminados y faltos de sensibilidad para llevar adelante con insuficiente autoridad moral esa especie de "rauxa" (locura en catalán ) sin disponer como mandan lo cánones de una mayoría cualificada  (66,66 % de los votos emitidos) a favor de la independencia  aunque otra cosa hubiera sido conseguirla. Todo este pifostio está teniendo consecuencias nefastas para el país catalán. Políticos huidos, otros encarcelados  (por si acaso vuelven  a las andadas, es decir en sentencias ¡ preventivas !), el país sin un Gobierno con la pérdida de su modelo autonómico como consecuencia de la intervención del Estado, miles de empresas que abandonan sus sedes sociales en Cataluña, millones de catalanes defraudados por el fiasco independentista, otros millones en cantidad equivalente enfrentados ideológicamente a los anteriores en un clima de confrontación que costará años mitigar, un Presidente huido que por encima de cualquier otra consideración antepone su orgullo y apetencias personales a aportar soluciones tendentes a reconducir la situación pensando en su entronación (porque de eso trata) a través de la fantasmada del plasma.
Ni que decir tiene que en este sainete en el que se ha convertido el tema que nos ocupa, en orden a responsabilidades, "tanto monta , monta tanto", los políticos (algunos) catalanes, como los políticos (todos), los que ostentan el poder como los del PP y de los que aspiran a sucederles, el llamado partido Ciudadanos, que han hecho todo lo posible y más, para contentar a sus rancios votantes. Y ese choque de trenes ha dado el resultado catastrófico en el que nos encontramos......para rato.

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