Los argentinos - por lo menos algunos- tienen la habilidad de crear dichos populares que no tienen desperdicio, como por ejemplo el que dice " Todo está bajo control. Nada funciona", o la magistral fórmula para acabar con la pobreza y el hambre en el mundo a través de un único procedimiento que dice, "Cómase un pobre". Tampoco los italianos son mancos en este noble arte popular y como muestra ahí está su "Tutto a posto. Niente in ordine", que viene a significar. "Todo esta bien. Nada en orden".
Huelga decir que está bien para los que ostentan - cada vez menos disimulo - el poder económico a los que la falta de orden que generan sus acciones se las trae al pairo.
Pues el primer dicho argentino y el italiano reflejan con pasmosa claridad la situación actual en el mundo porque si echamos un rápido vistazo primero a lo que pasa aquí, en nuestro país y luego levantamos la vista para escrutar el horizonte nos encontramos con que :
- La sanidad pública acosada por la privada empeora a ojos vista.
- Entre las cosas que la Constitución (tan bien intencionada ella) no sabe no contesta, se encuentra la cada vez más acuciante falta de viviendas dignas a preciso asequibles.
- El infumable ambiente que se respira entre los partidos políticos que lamentablemente se está expandiendo el la sociedad.
- La creciente participación en la política, sin ningún pudor, de la judicatura.
- El no levantamiento de los secretos oficiales en lo referente a las trapisondas del Emérito.
- La separación de verdad, no de boquilla, entre el Estado y la Iglesia.
- La falta de un referéndum para conocer si la ciudadanía aprueba que una institución como la Monarquía, impuesta por el dictador Franco, tiene razón de ser tras casi 50 años después.
- Un panorama mediático dominado por los sectores conservadores y ultras que con el mayor descaro manipulan la opinión pública en un intento de, obedeciendo la voz de sus amos, acabar con el poder legítimamente establecido.
Si eso y más, está ocurriendo en España, lo que está aconteciendo en el mundo supera con creces lo dicho porque el resurgimiento de una ultraderecha en Europa y América casi en su totalidad, es verdaderamente preocupante porque personajes como Trump, Orbán, Bolsonaro, Milei, Meloni, Le Pen, Salvini... por no citar sino a los más conocidos, están aprovechando el desencanto que los gobiernos demócratas están cosechado para de manera populista hacerse con el poder político cuyo primer objetivo del mismo es el desmantelamiento del Estado con los resultados que tales intenciones están ya produciendo en algunos países. Caída de las libertades individuales de la ciudadanía, de los derechos adquiridos tras años de lucha tales como la gratuidad de la asistencia sanitaria, derechos laborales como salarios, pensiones, edad de jubilación, horarios de trabajo, vacaciones, educación, vivienda.... Todo ello llevará a un mundo en el que las grandes fortunas irán creciendo en manos de los que se suban al carro de ese sistema neoliberal - porque no es otra cosa que eso - llevando a la división de la humanidad en dos grandes grupos. Los que mucho tienen y quieren más porque su ambición no tiene límites y los que poco a nada tienen, que son cada vez más y que no perdamos de vista son de los que como sanguijuelas de ellos se nutren.
Estas gentes no reparan en nada con tal de sacar adelante sus propósitos manipulando lo que haga falta, elecciones políticas incluidas y ahí tenemos el ejemplo paradigmático de ese vergonzante australiano poseedor de una fortuna que se evalúa en 400.000 millones de dólares llamado Musk y que ha aupado al rubio platino a la presidencia del país más poderoso del planeta Tierra.
Malos tiempos se avecinan, amigas y amigos. El poder de esta gente no tiene parangón desde el origen de los tiempos y me da miedo pensar a que punto nos pueden llevar sus maléficas intenciones.
En estos diez años ha resurgido con inesperada fuerza expansiva en Europa y América una ultraderecha que ha superado no pocos cordones sanitarios y que lucha directamente por ocupar el poder. Trump, Milei, Orbán, Bolsonaro muestran a otros muchos desencantados de la democracia que las urnas son una ruta viable para que distintas fuerzas de corte fascista puedan conseguir mayorías de gobierno.
A esta inquietante realidad política hay que sumar en España un panorama mediático prácticamente copado por grupos conservadores, cuando no directamente ultras. La ausencia de regulaciones sobre transparencia financiera ha contribuido a una verdadera metástasis de medios que se nutren de fondos a menudo públicos que no tienen por qué explicar y que alojan bajo sus cabeceras un caudal inagotable de noticias falsas, la materia prima de la que se alimenta el crecimiento de la ult
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