jueves, 7 de agosto de 2014

UN HONORABLE MENOS


 Si ya no podemos fiarnos tan siquiera  de los "muy honorables", ¿que
nos queda?. Que al final, toda esta trama de corrupción  que había
urdido durante un montón de años en Cataluña ese impresentable e
innombrable sujeto, haya sido desvelada por una dama despechada no
deja de ser digno final de un culebrón.
  Todo ese tragar de cientos  y cientos  de empresarios que entraron
en el juego de las mordidas durante tanto tiempo es todo un símbolo de
la degradación de esta sociedad que ha hecho del dinero su santo y
seña. No estamos hablando de cifras simbólicas, insignificantes frente
a las que maneja en sus presupuestos una autonomía como la catalana,
no. Se está hablando hasta el momento, y este asunto no ha hecho sino
comenzar a mostrarse, siendo por tanto solo la parte visible del
iceberge, de una cantidad defraudada, robada en forma de
encarecimiento de las obras adjudicadas por la Generalitat, del orden
del 137 millones de euros. Si estuviéramos en un país serio, que no es
el caso, se deberían vaciar todas las cuentas del sujeto al que nos
referimos así como la de  los familiares de la mafiosa saga a la que
pertenece e ingresar su importe como un atípico en los presupuestos de
la autonomía catalana de los próximos años. Esa acción sería la manera
de restituir materialmente a esa sociedad lo que se le ha venido
robando durante tantos años. En lo que se refiere al otro tipo de
restitución, la moral, me temo que ha pasado ya demasiada agua bajo
los puentes como para que tal cosa sea posible. 

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