Tras los idus de marzo, después de un tiempo ausente dedicado a oxigenarme por la semi desértica costa de Almería, vuelvo a este espacio con renovadas energías, comentando una noticia inusual sobre un campeonato de golf, que trata de lo siguiente :
El golf es un deporte que consiste en meter una bola pequeña en un agujero practicado en otra más grande en el menor número de golpes posible. Fue inventado por los escoceses y se dice de él que es un juego ideado por caballeros y jugado por tramposos, teniendo la gran ventaja, dicen los británicos, de que se puede practicar incluso cuando hace sol. Para encontrar la excepción al tipo de personas que incurren en trampas al practicarlo, hay que recurrir a la inocencia de un niño de 7 años que en un campeonato infantil celebrado en la onubense Punta Canela quedó tercero en la clasificación. Al repasar en casa junto a su padre el tanteo conseguido, llegaron a la conclusión de que el niño había cometido un error en la anotación de los golpes, ya que incluyó en su tarjeta un golpe menos de los realmente realizados. En un rasgo de fair play que le honra y tanto más cuanto la vida está llena de ejemplos negativos en ese aspecto, el niño consciente que de reconocer el error ante la organización del campeonato le dejaría sin premio, tuvo el gesto de honradez poco usual de notificarlo. El ejemplo de este niño después de tanta imagen que nos llega procedente del deporte profesional en forma de simulaciones, violencia, protestas y malos modos, es cuanto menos enternecedor y digno de alabanza. Así que si estamos de acuerdo en que hay que descubrirse ante gestos como este, pues hagámoslo.
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