Parece que fue ayer pero el 11 de marzo se cumplieron 5 años de la tragedia en la central nuclear de Fukushima situada en la costa oriental japonesa a 245 km. de Tokio.
El balance del mayor accidente en una central nuclear después del de Chernobil en Ucrania es el siguiente :
- 18.000 fallecidos (aunque no por causa directa de radiación)
- 470.000 personas evacuadas.
- 174.000 siguen hoy desplazadas.
- 60.000 de ellas viven en barracones.
- Se han desmantelado el 10% de las instalaciones de la central.
- Todo el material, los escombros, están siendo recogidos en sacos y no se sabe que se hará con ellos, donde se almacenarán
finalmente.
- El proceso completo de desmantelamiento y recuperación de las condiciones ambientales llevará entre 30 y 40 años.
- Se disparan los casos de cáncer de tiroides entre los niños de la
zona afectada, aunque las autoridades - no se podía esperar otra
cosa - niegan la relación causa / efecto.
- El coste para la reconstrucción de las viviendas destruidas y para descontaminar la zona, se calcula ascenderá a 350.000 millones de euros.
- El gobierno japonés de aquellas fechas ordenó la parada de las 48 centrales nucleares que estaban en aquella fecha en activo. En los 5 años transcurridos no se ha producido ningún apagón en el
archipìelago.
- El cambio de gobierno ha traído consigo la revocación de tal
decisión y hoy una central ha vuelto a arrancar (por más que un
Tribunal ha ordenado su paralización), otra está en fase de
arranque y el resto lo hará paulatinamente, pese a que el 55% de la población japonesa es contraria a su reapertura.
Este pavoroso balance no parece que haya sido suficiente para
que el actual gobierno japonés haya seguido la política de su antecesor al frente del país, cuyo ex primer ministro Naoto Kan ha manifestado recientemente que todas las centrales nucleares deberían cerrarse, añadiendo además que la desregulación, la opacidad, las puertas giratorias, el beneficio empresarial como bandera por encima del bien colectivo, llevaron al desastre o agravaron la situación provocada por el tsunami.
El dar vuelta a la decisión del anterior gobierno japonés de cerrar los 48 reactores en servicio, es una decisión de los desvergonzados políticos, en este caso que gobiernan a los japoneses, aliados - como no - con la propiedad de la centrales nucleares del archipiélago.
¿Cuántos accidentes más del tipo que nos ocupa harán falta para que la rapacidad de un grupo de desalmados a los que la palabra ética les suena a fruta tropical harán falta para que este tipo de despropósitos políticos /económicos cesen?
PS. Entre tanto en esta Europa de los mercaderes la situación es variopinta acerca de la utilización de la energía nuclear. Alemania dejará fuera de servicio todos sus reactores para el año 2.022 (claro que también los japoneses se habían puesto así de estupendos), Francia prolongará la vida de sus 58 reactores hasta los 50 años, contra los 40 inicialmente previstos, lo que supondrá unos ingresos atípicos al explotador de 600 millones de € /año y aquí en España que hemos venido obedeciendo sin rechistar a la patronal durante tanto tiempo, solo nos queda la esperanza de que la desaparición de ese portento que tenemos como Ministro de Industria en funciones desaparezca de la escena política junto con su gobierno. Amén.
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