miércoles, 15 de mayo de 2019

CUESTA ABAJO

" De derrota en derrota hasta la victoria final",  (Groucho Marx). Este podría ser el título de la evolución de las condiciones de trabajo de las personas asalariadas sobre todo las experimentadas en los últimos años y que tienen como origen las sucesivas crisis económicas sucedidas en España en los años 1.973, 1.993 y la más reciente del 2.007, crisis de las que la clase económica dominante sale fortalecida en la medida que paralelamente empeoran las de la clase trabajadora y es que este fenómeno tiene un cierto paralelismo  con el principio de conservación de la energía ya que, "para que unos pocos tengan mucho, muchos han de tener menos". Han transcurrido exactamente 100 años desde que se implantó en España la jornada de trabajo de 8 horas diarias que al cabo de la semana de 6 días laborables hacía 48 horas durante ese período. Vino después el llamado sábado inglés que consistía en no trabajar los sábados por la mañana, para pasar posteriormente a no hacerlo durante todo ese día. Esta decisión de reducir y acotar la jornada de trabajo por ley a 8 horas diarias no fue una graciosa concesión del capital a las clases trabajadoras. Lo fue gracias a una huelga realizada en Cataluña - la famosa huelga de La Canadiense - que paralizó la zona durante mes y medio. Y eso ocurrió hace exactamente 100 años ya que aconteció en el año 1.919. Desde entonces los acontecimientos acerca del tema se han ido sucediendo y desde hace 25 años atrás se van produciendo, en nuestro país,  - a peor - de manera acelerada. 
Por otra parte, los avances de la tecnología y de la distinta forma de enfocar la filosofía del trabajo están llevando en los países avanzados socialmente a la implantación de la semana de 4 días laborables, de lunes a jueves. Pero eso ocurre en ese tipo de países. Aquí vamos progresando, pero en dirección contraria.
La individualización de la sociedad, el aburguesamiento de la misma, la pérdida de conciencia de pertenencia a una clase, el papel cada vez más anodino de los sindicatos, las reglamentación laboral vigente, el papel abusivo de los empleadores, el flojo papel que están desarrollando los partidos progresistas... todo ello está conduciendo a una situación de las condiciones de trabajo realmente preocupante, indignante más bien. O espabilamos o acabaremos en una situación que se asemejará mucho al esclavismo.




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