domingo, 9 de abril de 2023

LA GRACIOSA

 Mirador del Rio 

La Graciosa es un islote de 29 km2 situado al norte de Lanzarote a la que hasta hace bien poco pertenecía. Si el archipielago canario que forma parte de la Macaronesia, conjunto de islas atlánticas de origen volcánico que son Azores, Cabo Verde, Madeira y las llamadas Salvajes situadas entre esas últimas y Canarias, esta última estaba compuesta de 7 islas y varios islotes (aunque popularmente se decía que eran 8 ya que a las 7 oficiales le añadian Venezuela dado el gran número de canarios que emigraba tradicionalmente a ese país), pues a la separación administrativa de Lanzarote ha pasado oficialmente a ser considerada como la octava isla del archipielago aunque sigue bajo la tutela del Cabildo de Lanzarote.
En la isla están censados del orden de 700 habitantes, en tanto que si hasta fechas recientes estaba descubierta pero no conquistada por el turismo, actualmente está siendo "visitada" por unos 300.000 turistas cada año que si se desplazaran a ella de forma regular sería tanto como decir que cada día estarían asaltados por unos 800 de ellos o sea por una auténtica horda que supera en número a la población nativa.
Aqui en Canarias los dirigentes políticos y económicos viven al minuto de forma que para ellos la planificación a largo plazo no excede, como mucho, los diez minutos. La falta de sensibilidad hacia la naturaleza, el afán desmedido por hacer dinero a base de poner ladrillos sobre ladrillos por parte de los caciques que siguen mandando en las islas, sumados a los inversores procedentes del exterior, la corrupción galopante que existe al respecto y la falta de una conciencia ciudadana que se movilice ante tanto desafuero, ha hecho que sobre estas islas se haya desatado la tormenta perfecta. Esta última falla tiene su origen en varios factores, cuales son, el aluvión de gentes que vienen como turistas (ingleses, alemanes, franceses, belgas, italianos...) y que lo hacen como las golondrinas (de hecho así les llaman por aquí) ya que llegan cuando las cosas se ponen serias en lo climatológico por Europa y vuelven en la primavera a sus casas, en los miles de trabajadores procedentes principalmente de la Península - sin olvidar a los italianos que son legión - a los que se suma la indolencia a estos efectos de los aborigenes de las islas. Todo ello compone un conglomerado de gentes a los que por falta de compromiso con la naturaleza supone una pista libre para los que están realizando la masacre irreversible de este territorio que en su día fue - bajo el punto de vista de la naturaleza - un auténtico paraiso.
Los que desde hace años hemos conocido las zonas de Corralejo y Jandía en Fuerteventura, la zona de Punta Papagallo y el Puerto del Carmen en Lanzarote y el sur de Tenerife y de Gran Canaria, no podemos sino lamentar hasta que punto se han perdido las esencias de estos lugares. Todavía queda, aunque me temo que no por mucho tiempo dada la catadura de los dirigentes políticos que las gobiernan, La Palma, El Hierro y hasta la Gomera en menor grado, para machacarlas con lo cual se podrá celebrar un requien por el archipielago.
Ese aluvión de visitantes a La Graciosa, (que cada vez lo hacen en ferrys más grandes), pese a las reducidas dimensiones de la misma (8 km.de punta a punta) utilizan para desplazarse por ella 50 vehiculos a motor entre coches particulares, taxis y todo terrenos, lo que da idea del pelaje de los que acuden a la isla. Supongo que esta situación habrá creado entre los habitantes de la isla una nueva condición. La de supervivientes. Está prohibida la entrada de bolsas de plástico por razones obvias, lo cual no es óbice para que los dos supermercados de la isla expendan en ese tipo de bolsas sus ventas.
Las obras de una depuradora de residuos, a todas luces necesaria por razones de higiene, están paradas desde hace años al igual que el centro socio cultural. Por si fuera poco todo ello hasta se han montado un puerto deportivo. Se puede argumentar en oposición a esta forma de hacer desarrollo que se han creado muchos puestos de trabajo, pero el negocio del turismo - porque de eso se trata - no ha distribuido sus beneficios de forma equitativa ya que los promotores se han llevado la parte del león.


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