LA POLÍTICA ENERGÉTICA
Las últimas idas y venidas sobre el
cierre de la central nuclear de Garoña no hacen sino poner de
manifiesto, una vez más, la falta de seriedad y rigor de la clase
política dirigente del país. Desde la llegada de la democracia ninguno
de los sucesivos gobiernos han sido capaces de diseñar un plan
estratégico sobre el tema energético y así han ido dando tumbos sobre
las energías renovables y como no, sobre la controvertida energía
nuclear. Sobre las primeras se ha cambiado de parecer en numerosas
ocasiones y sobre las plantas nucleares vamos funcionando sobre la
marcha. Como la última catástrofe, que no accidente a secas, la de
Fukushima, ha puesto de manifiesto que estos sucesos se dan incluso en
los países más avanzados tecnológicamente, ahora el Consejo de Seguridad
Nuclear (CNS), a toro pasado, exige a los propietarios de la central
una serie de actuaciones sobre la misma tendentes a incrementar su
seguridad, cuyo valor hace que los propietarios de la misma entiendan
que su amortización hace que la cuenta de explotación de la central deje
de ser atractiva para ellos.Si a esa apreciación se suma el hecho de
que al tema de la gestión de residuos, casi 40 años después, parece que
será definido próximamente, pues la cosa parece clara. Entre los hechos -
la fuerte inversión a realizar - y la incógnita sin despejar, del coste
de la citada gestión, la propiedad tira la esponja. Pero insisto,
¿piensan Uds. que de no haber existido Fukushima la decisión del CSN
hubiera sido la misma.?. A lo dicho, a falta de planes estratégicos, el
lema es la improvisación continuada. Por si fuera poco este dislate el
Ministro de Industria y Turismo, proclamó recientemente que el "no era
ni partidario ni enemigo de la energía nuclear". ¿Pero es que acaso un
ministro del ramo no debe tener una posición clara al respecto?
R. Hidalgo Segurola
No hay comentarios:
Publicar un comentario