viernes, 7 de septiembre de 2012

LA POLÍTICA ENERGÉTICA

 Las últimas idas y venidas sobre el cierre de la central nuclear de Garoña no hacen sino poner de manifiesto, una vez más, la falta de seriedad y rigor de la clase política dirigente del país. Desde la llegada de la democracia ninguno de los sucesivos gobiernos  han sido capaces de diseñar un plan estratégico sobre el tema energético y así han ido dando tumbos sobre las energías renovables y como no, sobre la controvertida energía nuclear. Sobre las primeras se ha cambiado de parecer en numerosas ocasiones y sobre las plantas nucleares vamos funcionando sobre la marcha. Como la última catástrofe, que no accidente a secas, la de Fukushima, ha puesto de manifiesto que estos sucesos se dan incluso en los países más avanzados tecnológicamente, ahora el Consejo de Seguridad Nuclear (CNS), a toro pasado, exige a los propietarios de la central una serie de actuaciones sobre la misma tendentes a incrementar su seguridad, cuyo valor hace  que los propietarios de la misma entiendan que su amortización hace que la cuenta de explotación de la central deje de ser atractiva para ellos.Si a esa apreciación se suma el hecho de que al tema de la gestión de residuos, casi 40 años después, parece que será definido próximamente, pues la cosa parece clara. Entre los hechos - la fuerte inversión a realizar - y la incógnita sin despejar, del coste de la citada gestión, la propiedad tira la esponja. Pero insisto, ¿piensan Uds. que de no haber existido Fukushima la decisión del CSN hubiera sido la misma.?. A lo dicho, a falta de planes estratégicos, el lema es la improvisación continuada. Por si fuera poco este dislate el Ministro de Industria y Turismo, proclamó recientemente que el "no era ni partidario ni enemigo de la energía nuclear". ¿Pero es que acaso un  ministro del ramo no debe tener una posición clara al respecto?

R. Hidalgo Segurola

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