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Las elecciones andaluzas están próximas y el PSOE entiende que su granero de votos hay que asegurarlo por encima de cualquier consideración, incluso por encima de las más elementales cuestiones éticas y legales. Me estoy refiriendo al sapo crudo con el que ha tenido que desayunar la Ministra de Defensa bajándose las calzas al dar luz verde al pedido y expedición de 400 sofisticadas bombas con las que los sátrapas sauditas seguirán masacrando a la molesta población civil de Yemen y es que ante la posibilidad de que los Jeques anulen el pedido -en represalia por no enviarlas - de las seis corbetas que gracias a los buenos oficios que nuestro Emérito Rey y la falsa Princesa efectuaron, y la de votos que habrían perdido por tal acción, pues nada, siguiendo la pauta de Groucho Marx, ya saben, aquella que decía "estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros", pues eso. Avanti a la salida de las bombas y es que en la lista de prioridades de los políticos, ocupa el primer lugar el de mantenerse en el poder, porque como acertádamente manifestó Ambrose Bierce " La política es una lucha de intereses disfrazada de debate de principios. Es decir, gestionar los asuntos públicos con vistas al beneficio privado" y eso solo se consigue haciéndose primero y manteniéndose después en el poder.
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