De aquellos polvos vienen estos lodos. Desde la fecha de la
publicación de la Constitución española, creada tres años después de la
muerte de ese personaje siniestro que fue el golpista General gallego,
más conocido como el Enano de "El Pardo", nos encontramos 44 años después
viviendo una democracia que no tiene de ella mas que el aspecto
puramente formalista, lo que viene a refrendar una vez más que el papel
lo aguanta todo.
De la derecha, de los nostálgicos que habían
ganado la guerra y seguían cobrando los dividendos de su victoria no se
podía esperar otra cosa que su inmovilismo. Estaban muy cómodos en esa
situación. Se había vestido el muñeco de la democracia y las cosas
seguían casi como antes de su publicación. Le tocaba pues a la izquierda
poner las cosas en su sitio pero los sucesivos gobiernos socialistas
habidos desde entonces - y han ocupado el poder durante los 23 años -
no han efectuado ese cambio, bien sea por incapacidad o por intereses espurios
de desmontar todo un edificio que se consolidó durante los 40 años de
dictadura. Jueces, los privilegios de la Iglesia, políticos que han seguido ejerciendo como
tales, medios de comunicación afines, mandos policiales, grandes
empresarios que vivieron muy bien al amparo del sistema, alto
funcionariado.... han seguido en sus puestos prolongando la "democracia
orgánica" como les gustaba decir a los voceadores de la aparentemente
extinta dictadura.
Y así nos va con escándalo tras escándalo.
Corrupción que se ha generalizado entre políticos y empresarios,
descaradas intervenciones del partido tantos años en el poder como has
sido el PP, obstaculizando por ejemplo la investigación de los
escándalos de corrupción que se han dado en su partido, alentando la
persecución de sus adversarios políticos utilizando la "policía
política patriótica" guardiana todavía de los valores eternos que ensalzó la
dictadura. Un auténtico escándalo que al no encontrar freno está
sumiendo al país en una atonía moral y ética de la que no será fácil
salir.
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