La nueva alcaldesa de esa villa marinera bizkaina donde desemboca el Butrón,
apelando a la legalidad vigente marcada por EUDEL y bendecida por
nuestra Diputación Foral, toma la decisión consensuada con su partido
político, de incrementar su salario con respecto a la de la alcaldesa
saliente en un 57 %. Que existen medidas legales reñidas con la ética y
la lógica es algo que no puede sorprendernos a estas alturas de la vida,
pero si a ello se suma la inoportunidad que concurre en este caso, la
cosa adquiere categoría de estrambote. Apela la susodicha para
justificar su salario a la aplicación de la norma EUDEL como si ese
organismo fuera algo etereo, inmaterial, dotado de poderes arcangélicos
inequívocos, pero no, la clave está en la aplicación del viejo aforismo
de que dice "entre bomberos no hay que pisarse la maguera", ya que
resulta que el susodicho organismo está compuesto por 17 alcaldes, de
ahí lo de los bomberos.
Pero sin duda, esas y otras cosas más
raras ocurren en la administración pública donde sin haber demostrado
habilidad alguna - y no lo digo por el caso que nos ocupa toda vez que
desconozco los méritos que concurren en ella - resulta, por ejemplo, que alguien puede ocupar el puesto de alcalde o alcaldesa - que tanto monta - exclusivamente por
"méritos" políticos sin haber tenido ocasión de mostrar, ni poco ni
mucho, su capacidad de gestión. Pero bueno, esos son otros lópeces, por
lo que de momento nos quedamos con la inoportunidad del escandaloso
incremento.
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