No es fácil entender el tejemaneje que se traen entre el Reino Unido y
la Unión Europea. Visto desde fuera, cosa que para los políticos parece
harto difícil, el desarrollo de la negociaciones del Brexit parece fuera
de control y lejos de lo que al resto de los mortales le parecería
lógico y que no es otra cosa que el Parlamento británico debería
presentar un plan cerrado y aprobado sobre el que negociar con la UE su
salida política de Europa. Pero no lo están haciendo así. El Premier
Johnson presenta su plan particular a las autoridades europeas, estas lo
aprueban, vuelve el Premier ante su Parlamento y este no le dice ni que
si ni que no ya que se limita a exigirle que pida a la UE una prórroga a
la fecha prevista para su salida el 31 de octubre. Si no es fácil de
entender a los británicos, otro tanto ocurre con los continentales
europeos ya que parece lógico que estos deberían exigir, como decía más
arriba, la presentación de una oferta de salida sobre la que negociar
avalada por el Parlamento británico. No se está haciendo así y este
tejer y destejer penelopiano no es sino una consecuencia del pavor de
unos y otros para cerrar un tema que la imprudencia de su Premier
Cameron cometió en su día con su famoso referéndum.
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