Como en la ruleta,
con la diferencia que se trata de la grave situación por la que
atraviesa la Comunidad de Madrid como consecuencia del covid-19, que
si no acaba en tragedia no será porque los políticos que la
gobiernan no han hecho todo lo posible para que así sea. Clama al
cielo que el Vice Consejero anuncie aislamientos selectivos y cuando
la Presidenta le pide que concrete, se niegue a hacerlo. Por otro
lado el Vice Presidente Aguado que ha reclamado durante dos meses
como un torero "que le dejen solo para gestionar la
pandemia como Dios manda", ahora pida sopitas al gobierno central
cuando el tema se les ha ido de las manos por la manifiesta
incapacidad de su gobierno. Para rematar esta ceremonia de la
confusión, saturada de una ineficacia pocas veces vista, la
Presidenta accede a mantener una reunión solicitada por el
Presidente Sánchez para tratar del tema, sin poder resistir a la
tentación de poner una guinda a su respuesta afirmativa
manifestando que durante todo ese tiempo que llevamos con la pandemia
a cuestas "se ha sentido muy sola". Solo le ha faltado
ponerse una mantilla y soltar unas lágrimas de cocodrilo.
En materia de
desmadres políticos deberíamos estar curados de espanto, pero es
que esta situación que está sufriendo Madrid derivada de la
actuación de sus autoridades, supera, para mal, todo lo imaginable.
La presidenta es posible que llegue tarde a la reunión, es su estilo
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