lunes, 8 de julio de 2013

EL ESPERPENTO DE GAROÑA


De ridículo y sangrante pude definirse el papelón que de la mano del Ministro de Industria se está desarrollando con ese tejer y destejer penelopiano acerca del cierre y la más que probable reapertura de la central nuclear de Garoña. Hay decisiones económicas de este gobierno cuya intencionalidad se intuye aunque no se aprecien claramente a primera  vista, pero las  que se están tomando con esta central, además de caer en el esperpento, demuestran bien a las claras quien es el amo, que no propietario (que parece una expresión muy tibia) y quienes son los  que toman realmente las decisiones en este país, cuestión que de haberla tenido clara el susodicho ministro, le hubiera ahorrado el bochorno de tener que envainársela. Decretar una serie de condiciones para cumplir por parte de los productores de energía eléctrica procedentes de las centrales nucleares y que se modifiquen por mandato de sus propietarios rebela una servidumbre que por si no estuviera suficientemente clara, esta la pone nítidamente  de manifiesto. Sr. Soria, dedíquese al turismo en las Afortunadas y deje de jugar con las cosas de comer, es decir, déjelo. Váyase.

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