lunes, 15 de julio de 2013

O CAMINHO

En los albores de la Reconquista, año 722 ( batalla de Covadonga), comenzó a especularse con la posibilidad de que los restos del apóstol Santiago - martirizado en el año 43 dC. - estuvieran en Galicia llevados por sus discípulos. A comienzo del siglo IX, el obispo de Iría Flavia (hoy Padrón) Teodomiro, los "descubrió" 700 años después de que hubiera sido decapitado en Jerusalén. No parece que faltaran en tal acontecimiento ni luces celestes ni revelaciones angélicas al uso de este tipo de acontecimientos y para perpetuar la aparición de los citados restos, Alfonso II el Casto, rey de Asturias, mandó construir una iglesia en la zona de la actual catedral de Santiago donde ubicar las reliquias. En una sociedad sacralizada como la de aquella época el lugar se convirtió rápidamente en objeto de peregrinación, sumándose así a Roma y Jerusalén. El camino dejó a su paso importantes obras. Puentes, modelos de desarrollo de poblaciones, iglesias, estilos arquitectónicos, hospitales, albergues y un largo etc., pero sobre todo el camino -  conocido con el sobrenombre de el Francés -  constituyó una vía de penetración europea que tuvo una enorme influencia en el "aggiornamiento" de la península, sobre todo en la zona norte. A partir del siglo XIV, las guerras en Europa, así como la peste, hicieron languidecer su actividad y desde  entonces sufrió importantes altibajos. Sin embargo la mayor crisis se produjo en el siglo XIX. Parecía que la vida del camino había llegado a su fin, pero en el año 1884, el Papa León XIII declaró como auténticos los restos encontrados la friolera de mil cien años antes, en un intento exitoso de revitalizar la vida en el camino.  A partir de entonces se incrementó el negocio que ya lo había sido desde su creación, puesto que los peregrinos que lo hacen dejan, en un año que no sea santo, del orden de 60 millones de euros a lo largo del camino. Para hacerse una idea de la magnitud de las cifras que mueve baste decir que peregrinan del orden de 200.000 personas al año y que en el año 2.010, año santo por coincidir el 25 de julio en domingo, visitaron Santiago a lo largo del año 3 millones y medio de personas. En definitiva, burla burlando, nos encontramos con la operación comercial más antigua de este pícaro mundo.

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