Los pájaros, refiriéndome a los que tienen plumas, ya que a los que vuelan por otros predios hay que echarles de comer aparte, tienen un problema grave con las redes eléctricas de alta tensión ya que por un lado mueren al chocar contra los tendidos no balizados o electrocutadas por otra parte en las torres de los mismos que no disponen de una protección a tal efecto.
El Gobierno preocupado como siempre por el futuro de todo tipo de pájaros, ha decidido echar una mano a las compañías eléctricas para ver de mitigar este problema que está creando serios problemas de supervivencia a algunas especies y a tal fin les ha concedido una subvención de 15 millones de euros, toda vez que los 6.000 millones de euros que obtuvieron de beneficios las tres principales compañías eléctricas españolas el pasado año parece que dan para poco. No basta el haber llevado la normativa tarifaria al extremo de que se puedan pagar hasta 40 euros al mes no existiendo consumo alguno de energía, sino que encima les regalan esos 15 millones que para esas compañías serán como la recaudación del cepillo de la ermita un lunes en un lugar perdido de nuestra geografía. Este tipo de gestos hay que enmarcarlos dentro de una política de extrema prudencia como la que supone ganar amigos toda vez que uno nunca sabe donde pueda dar con sus huesos una vez que deje de navegar por las procelosas aguas de la política.
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