jueves, 27 de julio de 2017

EL FENÓMENO DE LAS MAREAS (MARÍTIMAS)

Unos amigos que asistieron a una charla que di recientemente sobre el tema que lleva por título este trabajo, me animaron a que lo publicara en este blog. Ciertamente me lo he estado pensando ya que al no poder trasladar aquí la expresión gestual del romper de las olas, el efecto acumulativo por la resonancia de las mismas en su entrada en un accidente geográfico como un fiordo o angostura de la costa, entre otros, es lo que me llevaba a pensar que este trabajo podría  quedar un tanto descafeinado. Pero como el tema político me tiene en este momento asqueado, saturado, desilusionado, harto, cabreado, desesperanzado, etc.- sin duda por haberme informado en exceso sobre el devenir político (sobredosis), cosa que se me pasará porque al burro también le pasa lo mismo por otras razones, pero siempre acaba volviendo a la era - pues eso, mientras se me pasan esas sensaciones, me he dicho "cambiemos de pista y dediquémonos a otro espectáculo, aunque sea un tema que en principio solo puede interesar a los aficionados a las cosas de la mar, con el riesgo de que esta página la lean dos, como mucho". Pero el que no se arriesga no pasa la mar (ya van dos femeninos citando a la mar, artículo con el que gusta anteponer a los marineros a ese elemento). Ese no arriesgarse es el que, con la enorme practicidad con la que han hecho gala los italianos desde la creación de su imperio, les ha llevado a exclamar como definición de sus principios de supervivencia, (que no somos  para un día), "un soldado que huye, es un soldado útil para la próxima batalla".
Antes de cerrar esta primera entrega y en tanto voy adaptando la charla al blog, (que no será fácil), les cito el porqué la marinería gusta de decir la mar y no el mar. Los marineros que viven de la mar, entienden que esta es impredecible por variable, peligrosa, constante hasta el aburrimiento cuando se empeña, caprichosa, tumultuosa, enigmática, violenta en sus manifestaciones cuando le da por ahí y un largo etcétera, pero que acaba en a como todas las anteriores y que me salto por no aburrir, pero que los marineros identifican con el carácter femenino, de ahí el género del artículo.
Yo soy un marinero frustrado aunque enamorado de la mar y como no vivo de ella no puedo pronunciarme con la rotundidad de ellos, siendo por esa razón por la que -sin mojarme - dejo esa opinión a su consideración. Allá Uds, pero sean prudentes a la hora de manifestar su opinión, depende a quién.

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