MUÉVASE AMIGO

No importa en que dirección - haga como los políticos, tome cualquiera de los 32 rumbos de la rosa de los vientos buscando siempre el más conveniente para sus intereses -,  pero muévase.
Muévase porque sobre todo estando en el noviembre o diciembre de su vida, mantener un estado físico y mental en forma, le ayudará a sentirse más vivo.
Efectuar una actividad física sin pasarse, por ejemplo caminar, reporta una serie de ventajas indudables tales como : disminuyen las pulsaciones con lo cual el corazón trabaja menos (por ejemplo si de los 65 a los 85 años con una vida ordenada - no fumar, menos discotecas, nada de porros, beber con moderación, es decir no caer en lo que dicen los british sobre el whisky, uno es necesario, dos demasiados y tres insuficientes, practicar el sexo con mesura realizándolo cuatro veces al año coincidiendo con los cambios de estación)... y conseguimos que esas pulsaciones bajen de 72 a 60 por minuto, habremos logrado que el corazón efectúe, 20 x 365 x 24 x 60 x 12 = 126,14 millones bombeos menos en ese periodo, lo cual no es ni puñalada de pícaro ni cornada de marqués.
Disminuirá el colesterol total, aumentará el HDL, el bueno, de tal suerte que el cociente entre ambos será menor de 5 que es lo deseable. Consumiremos unas 200 calorías por cada hora de ejercicio, lo que puede parecer irrelevante pero que no lo es tanto ya que en un mes habremos consumido por esta vía 6.000 calorías, cifra ya muy próxima a las 7. 600 que se llevan un kg. de esa grasa que vamos acumulando en nuestras partes menos nobles. Nuestro tono muscular habrá mejorado y si realizamos el ejercicio en un ambiente moderadamente limpio, pues nuestros pulmones se habrán oxigenado y por si todo eso fuera poco, dormiremos mejor con un coste razonablemente bajo.
Otro importante aspecto a considerar es el referente a la actividad mental, una de las pocas maneras con la que manteniéndola viva se puede llegar a "retrasar el inevitable cáncer de la lucidez". Para eso existen varios trucos, tales como : mantenga viva su capacidad de indignación y a tal fin aliméntela leyendo todas las mañanas durante 10 minutos (dedicar más tiempo podría tener los efectos letales de una sobredosis) las trapisondas que en materia de corrupción, prevaricación, nepotismo, fraude fiscal, falsedad documental, estafa, sobornos, cajas B, destrucción de pruebas y un largo etc. han descubierto a nuestros políticos en las últimas 24 horas. No falla, la clase política  es una fuente inagotable de ese tipo de actuaciones. Estudie algún tema por el que siempre ha mantenido una cierta curiosidad y que por una u otra razón no le haya clavado el diente. Mantenga igualmente un hilillo de atención sobre lo que pasa en el ancho mundo y sobre todo lea mucho e intente llevar a mano o a través de un ordenador sus impresiones sobre esos temas. Si todo ello le resulta un tanto fatigante, por lo menos haga un intento de escribir lo que podríamos llamar sus memorias. En definitiva escriba sobre cualquier cosa entre las citadas que le haga exprimir sus neuronas supervivientes.