Alguien, con gran acierto, afirmó que la puntualidad es una
virtud que le hace sentirse a uno muy solo.
Afortunadamente la mayoría de las personas se van
persuadiendo de que entre otras cosas la falta de
puntualidad es una grosería que revela una
pésima educación.
Siempre me he preguntado cuales podrían ser
las razones para ser impuntuales y he ido acumulando una
serie de ellas, por ejemplo, la ya citada sobre la falta de
educación, que el que no es capaz de valorar su tiempo es
incapaz de valorar el de los demás, que hay personas que
entienden que de esa forma están demostrando que tenían
cosas más importantes que hacer durante el tiempo que se
demoran, que no saben calcular el tiempo
necesario para llegar puntuales a una cita, que no acaban
de asumir que el tiempo – el suyo y el de los demás- es el
bien más preciado que tenemos, el de primero yo, luego
nadie y después nada como manifestación sublime de puro
demoran, que no saben calcular el tiempo
necesario para llegar puntuales a una cita, que no acaban
de asumir que el tiempo – el suyo y el de los demás- es el
bien más preciado que tenemos, el de primero yo, luego
nadie y después nada como manifestación sublime de puro
narcisismo, el marcar territorio cuando les toca jugar el
papel de clientes apoyándose en la estúpida idea de que el
cliente siempre tiene razón y seguro que habrá alguna más.
Por razones de trabajo e incluso de ocio es frecuentado
muchas de las Autonomías de España (me niego a utilizar el
término Estado Español, primero porque fue acuñado por
Franco y segundo porque me parece una cursilada) y entre
ellas hay una cuyo nombre omitiré por no levantar ampollas
entre amigos y colegas, en la que con un sentido dantesco
de la puntualidad ocurren cosas tan chungas como estas. El
Presidente de esa Comunidad comienza media hora más
tarde un acto político, toma la palabra y no tiene ni una de
disculpa y/o justificación por el retardo en el comienzo.
Puedes quedar para una reunión de trabajo con alguien y
dos horas y media después de la hora fijada para el
encuentro manifiesta que no puede llegar a la hora prevista,
puede incluso no asistir sin que medie palabra o puede
encuentro manifiesta que no puede llegar a la hora prevista,
puede incluso no asistir sin que medie palabra o puede
presentarse una hora después como quien lava. Lo curioso,
o quizá no tanto, cuando le recriminas – suavemente porque
es cliente - te mira como podrían hacerlo a un alienígena
recién llegado al planeta Tierra.
Bernard Shaw, ocurrente dramaturgo y crítico irlandés, es
autor de frases tan ingeniosas como demoledoras
a más no poder y como muestra una de ellas “es mejor
autor de frases tan ingeniosas como demoledoras
a más no poder y como muestra una de ellas “es mejor
nunca que tarde”, frase que como todas las suyas tiene un
largo alcance.
Lástima que muchísimos habitantes de esa Comunidad no
lleguen a alcanzar el alcance de esa densa cita. Por cortos.
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