lunes, 14 de marzo de 2022

LOS CEREBROS DE BRUSELAS

A los ciudadanos rasos se nos pueden perdonar cosas como las carencias que tenemos a la hora de anticiparnos al futuro, pero a lo "preclaros" cerebros que dirigen nuestro futuro desde Bruselas, no, que para eso les pagamos una cantidad de dinero que haría empalidecer a la momia de Tutankamon.

El tema se centra ahora (y digo ahora porque existen otros precedentes gloriosos) en la falta de previsión que ha supuesto el hecho de haber puesto muchos - demasiados (40 % ) - huevos en la cesta de la compra del gas natural a Rusia. La situación que se ha puesto de manifiesto con toda su crudeza es que no existen en Europa infraestructuras terrestres suficientes como alternativa al suministro de gas ruso y en consecuencia el gas africano que enviamos a Europa a través de los gasoductos que pasan por Guipuzcoa y Navarra son a todas luces insuficientes.

En consecuencia esa falta de previsión la pagamos ahora comprando gas natural licuado, mucho más caro debido al coste de su proceso de licuefacción al que hay que añadir el transporte marítimo del mismo. Y ese sobrecoste derivado de la impericia de esos fenómenos que nos gobiernan lo pagamos esos ciudadanos rasos a los que hacía referencia al principio de este escrito.

Y una cosa más, ya se sabe por otra parte que "a rio revuelto ganancia de pescadores", pero es que los pescadores en cada crisis que se monta son siempre los mismos, los Estados Unidos de América, los guardianes del mundo, que sin duda por los genes heredados de sus primos ingleses no tiran piedra que no rompa cristal ya que se han convertido para Europa, tras el boicot a Rusia por su invasión en Ucrania, en un importante proveedor de gas, licuado, claro.

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