MEJORA DE IMAGEN 18.1.2013
Tiene la intención el PP de lanzar después del
verano una
campaña que se denominará "Plan de regeneración democrática". Mucho me
temo que tal documento no pase de ser un intento de edulcorada
palabrería cosmética .Hechos y no palabras son los que precisamos para
recuperar la confianza perdida en la clase política. Así, por ejemplo,
renuncien a las prebendas (salarios, jubilaciones, dietas...) que, eso
si, por
aclamación como en los tiempos del fallecido general, han ido tejiendo
los dos partidos mayoritarios, a los que lo minoritarios se han adherido
jubilósamente. Creen una ley transparente para la financiación de los
partidos. Eliminen sus actuales formas de recaudación. Pongan a
disposición de los jueces a todos aquellos que pillen
metiendo la mano en la caja y no ralenticen los procesos de la justicia
hasta que se pudran, recuperando por otra parte la verdadera separación
de poderes.
Aparquen ese sistema medieval e injusto de la concesión de indultos.
Acaben con el enchufismo y el pesebreo. Modifiquen la ley de
incompatibilidades para acabar con la verguenza que supone que dos ex
presidentes estén sentados en los consejos de importantes empresas como
pago a los servicios prestados desde el poder, asi como de dos docenas
de ex ministros y directores generales, en los que concurren las mismas
circunstancias. Pongan los medios necesarios para erradicar la evasión
fiscal. Modifiquen la ley electoral de forma que solo los más capaces
puedan representarnos. Acaben con ese invento de las sociedades
participadas que no son más que un nido de enchufados.Definan un modelo
político- administrativo para acabar con esos reinos de taífas,
paradigmas del derroche, que suponen la Administración central - las
Autonomías - las Diputaciones- los Ayuntamientos. De momento con eso nos
conformariamos.
En resumen, si el contenido de esa operación de cosmética que será su "
Plan de regeneración democrática" no se lo van a creer ni sus autores,
¿de verdad piensan los mismos que el pueblo soberano podrá sujetarse la
barbilla para no estallar en amargas carcajadas?
R.Hidalgo Segurola
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