domingo, 23 de febrero de 2014

FUKUSHIMA, GAROÑA Y LA REGLA DE TRES

Después de la cama y la rueda, los mejores inventos de la humanidad, debería ser la regla de tres la que debería ocupar la siguiente posición, ya que su aplicación nos permite determinar cosas tan interesantes, siquiera de manera aproximada, de lo que ocurriría en el caso de un accidente en la central nuclear de Garoña que - por otra parte- más que central parece el rÍo Guadiana a base de aparecer y desaparecer de vez en cuando (ahora parece que nuevamente asoma).  En Japón, país que teníamos por organizado y serio como pocos, sucedió una tragedia como la de Fukushima y lo que quizá sea tan grave o más que la misma, está ocurriendo actualmente que la compañía propietaria de los restos de la instalación está ocultando los  preocupantes datos de los altos niveles de radiación de las aguas de enfriamiento de los reactores que se están vertiendo al mar. Pero si grave es esa ocultación, no lo es menos el silencio y el mirar hacia otro lado ante esa situación, de las autoridades japonesas de las que depende en última instancia el medio ambiente de su país y de cuantos le rodean. Mi preocupación nace, pues, a partir de los hechos descritos, de la aplicación sobre lo que ocurriría, aplicando esa maravillosa regla de tres, tras un accidente nuclear en Garoña.

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