miércoles, 29 de octubre de 2014

BUENA VIENE

Obligados por la cantidad de casos de corrupción y malas prácticas perpetrados por la clase política que de manera continua están aflorando, los dos partidos mayoritarios se han conjurado para iniciar un plan que han venido en titular de "regeneración democrática". Pensarán, haciendo gala del cinismo que les caracteriza, que la sangre no llegará al río y que en definitiva esto se arregla, en el mejor de los casos, con el consabido "chapa y pintura", pero el pretendido empeño no será ni mucho menos fácil dado el grado de degradación que ha sufrido la clase política y con ella la democracia en España desde 1.978. Esta idea de regeneración que el PP propaló después del caso Gürtel hace ya casi dos años se ha quedado en una declaración de intenciones y pensarán que ahora ocurrirá lo mismo.
 Después de los efímeros gobiernos de Adolfo Suarez y Calvo Sotelo, los políticos de los dos partidos mayoritarios, juntamente con  la élite empresarial, pusieron manos a la tarea de apropiarse de la riqueza del país arrinconado los principios democráticos para facilitar su trabajo, con una actuación sistemática consistente en: no crear un órgano de control de las instituciones, cuestión esta que la proliferación de autonomías regionales agravó la situación de descontrol, el finiquitar la separación de los poderes judicial, legislativo y ejecutivo, el desembarco en forma de reparto de poder en función de los escaños en el Congreso de instituciones como el Tribunal Supremo, el Institucional, el Consejo General del Poder Judicial, de la Junta de Energía Nuclear, del Tribunal de Cuentas, del Defensor del Pueblo,... A la vista están los consecuencias de esa política. Corrupción sin cuento, el recochineo que supone que los aforados, en número de 10.000,  pese a que eligen los jueces que les van a juzgar, si ven que la cosa pinta mal en el Supremo, se desaforen de modo que la instrucción comienza otra vez desde cero en un juzgado ordinario, el nombramiento de ministros y altos cargos en función de sus lealtades y no de sus capacidades,financiación irregular de los partidos con cajas B incluidas, listas cerradas para las elecciones, ralentización de la justicia allí donde ha interesado (Colza, Foro Filatélico, Naseiro, Gürtel, Filesa, Palau,...), defenestración de los jueces incómodos como Garzón y Silva, las privatizaciones de empresas públicas (que acaban en manos de amiguetes a precio  de orillo), de la enseñanza y sanidad, saqueo de Caja Madrid que nos ha supuesto del orden de 22.000 millones de euros, la desvergonzada utilización de las puertas giratorias, la prescripción de los delitos, la política de indultos, el nepotismo, el entreguismo a las empresas poderosas, la recompra de empresas que las iniciaron desde la iniciativa privada y ante la falta de resultados posítivos las revertieron al Estado, casos del pozo Castor y de las autopistas radiales de Madrid, la política de inversiones catastróficas como la del AVE, sin perder de vista la actuación de los Sindicatos en actuaciones que no les honran... y ante la ingente tarea de poner en orden ese caos al que han sometido al país, el Sr. Rajoy anuncia pomposamente su proyecto de regeneración y transparencia democrática. Demasiado tarde, porque con tantos viajes del  cántaro a la fuente, este se ha roto.  Entre tanto y como consecuencia del panorama descrito, ha hecho su aparición una nueva fuerza política, Podemos, que aún contando con un fuerte apoyo popular al que se sumen los aliados que pueda encontrar, ante la magnitud del problema a resolver, me temo que será incapaz de afrontar con éxito tan ingente tarea, por lo que o mucho me equivoco o nos enfrentaremos a corto plazo con un grave problema que puede poner patas arriba al país. Y lo curioso es que esa puede ser el principio de la solución. Que todo se vaya al carajo.

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