Siempre ha habido clases y seguirán existiendo. Los poderosos han sometido desde siempre a los más débiles y estos se han plegado a las exigencias de los mismos sin rechistar o poco menos y eso es algo que en la Historia se ha venido repitiendo de manera constante. Ahora por ejemplo tenemos la desigual actuación ante un mismo hecho, el fraude de Volkswagen con las emisiones de sus motores, desigual posición adoptada, decía, por parte de EEUU y de España, ya que en tanto los norteamericanos han puesto firmes a los alemanes, aquí en España solo nos ha faltado pedirles perdón y es que cualquier otra postura habría molestado a la poderosa Alemania, de la que nos hemos convertido en sus más fieles súbditos.
Pero es que si además de plegarnos a sus presiones, el que por lo menos tiene que amagar con defender los intereses de los consumidores españoles para como mínimo vestir el muñeco haciendo que hace, es el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, cuyo máximo responsable, por cierto, recientemente homenajeado por su partido en premio a los servicios prestados en su brillante gestión en el tema de impuestos, no distingue Panamá de las Bahamas, pues eso, estamos listos. Pero si el mismo ardor que puso el Ministro en defender ese error parvulario, pese a ser canario, de que el meridiano de Greenwich pasaba por Canarias, lo hubiera puesto en defender a los compradores españoles timados, el resultado habría sido el mismo, pero por lo menos la imagen que estamos dando habría resultado menos penosa, menos servil
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