Decía el gran Mario Benedetti - cito de memoria -, que el "al hombre moderno le acechan dos grandes peligros, uno a cada lado. De la derecha si es diestra y de la izquierda si es siniestra". No sería fácil encontrar un símil más apropiado a la realidad española de este momento. Por un lado una derecha que se ha mostrado - y a las pruebas me remito - diestra en mentir como bellacos, en prevaricar, en robar, en destruir pruebas, en elevar el nepotismo a alturas siderales, en rescatar bancos de iniciativa privada con dinero público, lo cual es la antítesis del sistema liberal que practican... y así hasta el infinito. Y por el otro, una izquierda siniestra, cainita, disfrazada de lobo cuando en realidad se convirtió en dócil oveja al servicio de intereses espurios desde el nombramiento en Suresnes de Felipe González como Secretario General y enterrador camuflado, de lo que hasta entonces era el Partido Socialista Obrero Español fundado en 1.879.
Han cambiado la pana por los trajes de Armani. La tortilla de patatas por los consejos de administración de grandes empresas en las que como pago - espléndido por otra parte - a los servicios prestados ejercen como lustrosos floreros manifestando- en lugar de adoptar un bajo y silencioso perfil - que se aburren en el desarrollo de ese papel de floreros chinos con el que les han premiado. Hay que ser "saborio" como dicen en su tierra y mal nacido más al norte de la misma, para hacer esa manifestación en un país con más de cuatro millones de parados.
(Seguirá cuando me calme)
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