miércoles, 10 de mayo de 2017

POLÍTICA = MERDE

Entre los múltiples aspectos negativos a destacar en la política, hay uno que produce especial irritación, que es la utilización patrimonial que hacen de los bienes del Estado, sin excepción, todos los partidos que están en el poder, utilizándolos como moneda de cambio para mejor gloria y provecho de su partido.
El sistema citado suele alcanzar su máxima cota de esplendor cuando el partido mayoritario no tiene la mayoría absoluta, como es el caso actual del PP - como antes fueron otros - que para aprobar por ejemplo los Presupuestos Generales del Estado próximos no vacila en cambiar servicios y prestaciones - que son al cabo dinero - comprando votos entre los partidos minoritarios para obtener la mayoría necesaria y así afianzarse en el poder. Cambia regulaciones que ha mantenido a sabiendas de que eran injustas a la espera de que algún partido pida que las cambie para entonces proceder al cambio de cromos. Y esto es indecente. O hace que una línea de un Tren de Alta Velocidad (TAV) llegue a un sitio determinado aunque la línea sea altamente deficitaria. Y así hasta casi el infinito. Se podrá argumentar en contra de esa calificación de "indecencia", que eso es el juego de la política. Pues será verdad y siendo así como parece, me reafirmo en la idea de que, dicho en francés para que parezca más fino, la política es una merde.

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