La reciente tragedia ocurrida en la escombrera de Zaldibar ha propiciado el poner sobre la mesa un tema como el que hacer con los residuos que producimos y la respuesta en corto y por derecho no es otra que lo que hagamos será insuficiente por lo que no nos quedará otra alternativa que convivir con ellos para finalmente comernoslos.
En un sistema económico como el que vivimos en el que hemos hecho del crecimiento continuo la fórmula mágica de su supervivencia, la respuesta a la pregunta de qué hacemos con ellos tiene una base puramente matemática y es que todo lo finito que se usa, antes o después se acaba y eso es lo que le ocurrirá a nuestro planeta amenazado en múltiples frentes por tierra, por mar y por el aire. En teoría se puede llegar a pensar que una solución parcial y temporal del problema a corto plazo podría ser - para evitar las consecuencias de la rapacidad sin escrúpulos de algunos empresarios que gestionan las escombreras - la de que fuera la Administración Pública quien se hiciera cargo de su gestión, pero eso es una vana esperanza porque al fin y al cabo los estamentos políticos avalan el modelo de desarrollo económico en el que vivimos y buen ejemplo de ello lo tenemos en lo acaecido en Zaldibar donde nuestra Administración tendrá las cervicales a punto de colapso de tanto mirar de costado el curso de los acontecimientos.
Asistiremos por parte de los políticos a declaraciones farisaicas, a golpes de pecho que sonarán a timbales a la voz de nunca más....pero los ecos de este tipo de situaciones se irán apagando porque la memoria de los humanos es flaca y así seguirá la vida hasta el próximo acontecimiento de esta clase de sucesos- el asesinato del planeta- es decir, una vez más el burro volverá a la era.
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