viernes, 24 de julio de 2020

TRAS LA 1ª MAREJADA

Como consecuencia de que cada tiempo tiene su afán, en la primera oleada de la pandemia que nos aqueja- digo primera porque vendrán más - la mayor parte de las personas, que no todas, nos hemos preocupado en priorizar los aspectos de salud sobre los económicos, pero vuelta a una aparente normalidad, empiezan a mostrase las preocupaciones que llevan a la realización de medidas traumáticas en lo que se refiera al empleo. En ese retorno de la primera escaramuza hay muchos sectores en los que la demanda ha caído de manera estrepitosa y la mayoría de los empresarios está optando por ajustar sus plantillas a los nuevos niveles de actividad. Por esa razón el paro se va a disparar de una manera importante. 
Salvo que en esta ocasión el causante está perfectamente definido con nombre y apellido, covid-19, nada nuevo bajo el Sol, lo que no debe ser objeto de extrañeza puesto que cada vez es más difícil que ocurran cosas novedosas, inéditas.
Y así no es dificil prever que pasará lo de siempre, que no es otra cosa que una vez más las mayores consecuencias de esta crisis la pagarán las clases más necesitadas, los que viven exclusivamente de su trabajo, que se verán, unos en la calle sin empleo y otros con sus salarios mermados....y contentos por seguir trabajando y cobrando.
Un cronista económico de un diario de Bilbao, comentando este aspecto negativo de la vuelta a la "normalidad", ha expuesto una idea que me parece muy de recibo, máxime teniendo en cuenta que el diario en cuestión es de un conservador subido. La idea, más o menos, viene a decir ¿por qué no limitar el beneficio de las empresas a unos valores razonables creando un fondo del que tirar, un remanente en definitiva, cuando las cosas vienen mal dadas de forma que el trauma sobre el empleo sea menor?. 
La idea puede calificarse de luminosa, la pena es que choca de manera frontal con el sistema económico imperante, el capitalismo, cuya esencia nos es otra que obtener el máximo rendimiento a las inversiones en el menor tiempo posible, no importando los posibles daños colaterales - que se dice ahora- que la aplicación de tal sistema pudiera provocar.

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