Escalada en el País
Vasco en el parámetro de infectados por cada 100.000 habitantes, en
el de RO que indica el promedio de contagios que genera una persona
afectada, en el de positividad que representa el % de casos positivos
sobre las personas controladas y el del número de muertes que al 14
de octubre suman ya 2.003. Osakidetza ante esta evolución manifiesta
como única reacción a esa preocupante escalada, que es debida al "contagio navarro" y "llama
a la población a estar vigilantes ante la evolución ascendente de
esos parámetros", en tanto que el portavoz del Gobierno Vasco indica
que "no se contempla de momento la implantación de un estado de
alarma". Pues me parecen unas manifestaciones, por decirlo de manera suave, tan tibias como
toda la actuación que se ha desarrollado aquí desde el inicio de la
pandemia que se puede resumir en aplicar paños calientes y además
tarde, y por si eso fuera poco, siempre por detrás de
los acontecimientos, como el rabo de los perros.
Han existido, y
todavía, dos formas para atajar el
desarrollo del virus. Una,
ofensiva, activa,en la que
primaba la salud de la población sobre la
economía, como
es la de echarse sobre la yugular del virus adoptando
medidas agresivas y rápidas, que es lo que ha hecho
Nueva Zelanda
que con 5 millones de habitantes ha
tenido 21, si 21, muertes por
coronavirus en tanto que
nosotros llevamos los 2.003 citados para una
población
del orden de 2,2 millones. Y la otra, la que apostaba
claramente como objetivo principal el no perjudicar
excesivamente la economía a costa de la salud de la
ciudadanía, contenporizando con el virus a través de
medidas insuficientes además de tardías.
Esta última ha sido forma de
afrontar el problema, ha sido,
y está siendo, la tónica
general de todos los países
occidentales que parece que han olvidado
que no es
posible hacer tortillas sin romper huevos y así nos va.
No hay comentarios:
Publicar un comentario