domingo, 5 de junio de 2022

APROBAR O SABER

 

Comprender y disfrutar es la misma cosa (Demócrito). Es una 

pena que esta máxima de Demócrito no sea inculcada a los 

estudiantes antes de ponerse a estudiar, ya en serio, una 

carrera ya que en una proporción muy elevada su objetivo 

inmediato es aprobar en los exámenes, pero lo de saber lo dan 

por añadidura pero no deja de ser un objetivo secundario. 

Es una pena porque siguiendo a la opinión de Demócrito 

resulta que harían más placentera y útil su paso por las aulas.

Mi experiencia como estudiante de una carrera de 5 años más 

uno de ingreso no es que sea muy válida toda vez que 

simultaneé esos estudios con un trabajo con el que me ganaba 

la vida, pero lo que veía a mi alrededor entre los compañeros 

de curso con los que conectaba en los exámenes trimestrales y 

finales era eso. Aprobar como objetivo prioritario. Por la razón 

apuntada y porque en aquel entonces no 

sabía de la existencia del citado griego bastante hacía con 

sacar el curso adelante. 

A partir de ahí, de acabar la carrera, sí que tuve que estudiar 

para saber si quería abrirme paso en las empresas en las que 

presté servicios y se puede decir sin faltar a la verdad que fué 

después de jubilarme cuando conocí a Demócrito y empecé a 

sacar gusto al estudiar para saber, sin que mediara en esa 

intención interés económico alguno. 

Ya de muy joven sentía una gran afición a las cosas de la mar y

a todo cuanto rodeaba a la misma por lo que antes de jubilarme

ya me había comprado un bote de 4,20 m. de eslora con motor

auxiliar de 4 CV. al que costaba dios y ayuda arrancarlo. Ese 

fue mi primer bautizo de mar como navegante autónomo. Lo 

tenía fondeado en Arketa (Laida) y de él disfruté hasta que

alguien tuvo la ocurrencia de llevárselo en una furgoneta con 

destino a un pantano de la meseta para así, desde él, pegar

tiros a los patos.

Transcurrido un tiempo me puse a aprender a navegar a vela 

no teniendo suerte con el monitor ya que era un "bandarra king

size" y bastante suerte tuve de no naufragar en una de sus 

clases.

Pese a ello, mi moral salió robustecida hasta el punto de que 

me embarqué en la aventura de iniciar estudios reglados sobre 

la navegación deportiva y así en tres años cursé "Patrón de 

embarcación de recreo", "Patrón de yate " y "Capitán de yate"

siendo examinado en la Escuela de Náutica de Portugalete y en

la Dirección General de la Marina Mercante en Madrid.

En el intermedio me hice con un velero de 7,80 m. de eslora

con el que sí, esta vez sí, aprendí a puro huevo a navegar a 

vela. Pero esto de los estudios que se cursan por afición,

por vocación, son como las cerezas que se sacan de un cesto, 

que se enredan sin querer y así como consecuencia de que en 

"Capitán de yate" hay una asignatura que se titula "navegación 

astronómica", me aficioné a la astronomía y realicé un curso de 

sobre la misma y tan es así que llegué a dar conferencias sobre

ella... y ahí sigo, vocacionado a tope en el tema.

Este es el mensaje que quería transmitirles. Aprendan de 

manera contínua, ya que además de mantener vivas sus 

neuronas, disfrutarán y otra para acabar: que la edad 

avanzada deje de ser un impedimento para hacerlo. Háganme

caso. Disfruten 

 




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