El Ayuntamiento de Durango ha tomado la loable iniciativa de reflotar la larga y entrañable actividad del mercado municipal toda vez que desde hace años venía languideciendo de manera notable. Se fueron cerrando puestos como consecuencia de la falta de ventas y los supervivientes, ante la disminución de las mismas entraron en bucle subiendo precios en un intento de mantener los ingresos, con el resultado esperado. Nueva caída de las ventas que hicieron inviable el negocio de forma tal que se llegó al cierre total de las instalaciones ante la falta de oferta.
Esta situación sobrevenida como consecuencia de que la aparición en el pueblo y sus alrededores de no menos de 10 áreas de ventas globales de grandes superficies en los últimos años, han cambiado de forma radical los hábitos de compra de la ciudadanía haciendo que viejos hábitos queden obsoletos por muy arraigados que hayan estado.
Esta iniciativa de nuestro Ayto. de reflotar el mercado para así dar un giro a la historia, recuperando viejas y hasta venerables costumbres, es tan loable como arriesgada ya que en ella se juega una buena parte del prestigio que ha conseguido el equipo de gobierno que lo regenta en los años que lleva de mandato, (y la ciudadanía no menos de 6 millones de €), aunque si de algo no se puede imputar a este equipo es de inmovilísmo, pero habida cuenta de que con las cosas de comer (y de esto va el proyecto) no se debe jugar, a tal fin existe un viejo axioma en el cálculo de resistencia de materiales que dice que "aunque el cálculo sea correcto, es necesario adoptar un coeficiente de seguridad antes de dar por acabado el diseño" y eso - dicho con el máximo respeto - pienso que no lo han hecho los responsables de la iniciativa ya que en mi opinión, a falta eso si, de otros y mejores datos, han empezado por la parte más fácil del proyecto que no ha sido otra que la de encargar a un estudio de diseño la nueva concepción del mismo. Dicho de otra manera, hemos dado los primeros pasos para diseñar una jaula sin saber cuantos y que pájaros la ocuparan.
Las cuestiones que darán respuesta a esas dos preguntas, claves en este proyecto y de todo aquellos que se precien, es contar con algo tan de sentido común como ¿existen ya sólidos contactos con emprendedores del sector dispuestos a embarcarse en esta aventura hasta el punto de que ese aspecto ha dejado de ser una incógnita?. Y como dicen en el circo "¡ hale hop, más dificil todavía !" ¿Los potenciales clientes del remozado mercado estarán dispuestos a variar en la medida necesaria los crecientes hábitos de compra "un solo viaje y a precios razonables con aparcamiento asegurado" para retomar viejas tradiciones de compra que pongan en franquicia esa nueva singladura del mercado municipal?.
Me consta que esa última cuestión se las trae ya que conocer la opinión de los potenciales compradores durangarrras es de una dificultad extrema por no decir imposible, pero sería un bello gesto intentarlo para reducir el evidentes riesgo que entraña el proyecto.
Para acabar unas reflexiones a la esperanza con un par de cosas, "se aprende a pescar pescando", "no se ha inventado aún, pese al avance de las nuevas tecnologías a hacer tortillas sin romper los huevos ", baina kontuz, minimizando los riesgos al máximo que son varios e importantes, ya que es mucho el prestigio del Ayto. y el dinero que se esta jugando en este proyecto.
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