viernes, 13 de enero de 2023

LAS LÁGRIMAS DE COCODRILO DE URKULLU

Los golpes en el pecho que se está dado Urkullu acerca de la sentencia (que no incrimina a su partido con los hechos) que ha dictado el Tribunal Supremo sobre la mafia que se tenian montada en Araba esos quinqis, entre otros, que respondian a los nombres, de Miguel, Otxandiano (que por cierto, como decía mi amigo Bittor Kapanaga fundador de la cooperativa "Talleres de Ochandiano, "a Ochandiano, Legutiano y Abadiano, el ano les viene del castellano) y Tellería, no los aguantaría ni el cíclope Polifemo y eso seguramente sería debido a que ese personaje de la mitología griega no tenía el cuajo de un político de raza como es nuestro lehendakari.

Manifiesta el citado Urkullu en forma de aviso a navegantes de su partido, a sus militantes y cargos públicos concretamnete, que "la línea entre el bien y el mal es muy fina", definición que me parece desafortunada a más no poder ya que lo que separa a las personas en general - y los políticos no son una excepción - del bien y el mal, no es una fina línea sino un socavón en la personalidad de cada uno, porque se es o no se es decente. Por tanto, nada de eufemismos de via estrecha.

Once años han transcurrido desde que la Audiencia de Araba condenara a esos individuos (cuyos desmanes mafiosos, no perdamos de vista que los pagamos, moral y materialmente, los ciudadanos todos) y entre que el Tribunal Supremo, al que recurrieron la sentencia, ratificó la misma, tiempo en el que PNV premió a de Miguel con cargos representativos e incrementos salariales, pese a que estaban ya fuera del partido. ¿Cabe mayor hipocresía en el lehendakari cuando derrama esas lágrimas de cocodrilo acerca de la conducta de esos sujetos?. 

En esos once años el PNV se ha inflado de poner palos en las ruedas en la investigación del TS en un intento de alejar la sentencia definitiva de los hechos causantes en la esperanza de que la memoria de los humanos además de ser corta, es estrecha, pero, no, no ha colado y para su desconsuelo la confirmación de la sentencia ha llegado en un momento poco propicio politicamente. 

Con ser preocupantes los hechos narrados, tambien lo es la circunstancia de que los mismos si no tuvieron repercusión política tras la sentencia de la Audiencia de Araba, me da la sensación de que tampoco lo van a tener ahora tras la ratificación del TS, lo que dice bien a las claras la labor de clientelismo que ha desarrollado el PNV durante los 40 años que está en el poder, cuestión que pasa a menudo desapercibida y no deja de tener pelendengues, porque si eso no es una maniobra para perpetuarse en el mismo, que baje del cielo San Apapucio bendito y que lo vea.

Para acabar, un comentario que supongo habría firmado Perogrullo gustosamente y es que si los dirigentes políticos del PNV no se habian enterado de los tejemanejes mafiosos que se traian en Araba esos personajes es que son unos ineptos y si lo sabian consintiendo y callando mirando silbando para otro lado, peor todavía, ya que tal acción tiene un nombre muy feo.



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