sábado, 9 de diciembre de 2023

JON RAHM Y LA PASTA GANSA

Jon Rahm siempre ha mantenido que si bien el dinero que gana jugando al golf es importante motivo para estar en él, lo es más por la afición que le tiene a ese juego, afición que más bien es pasión en su caso. 

Arabia Saudita por hacerse un lugar en el mundo fuera del petróleo ha apostado por ganar prestigio social a través del deporte y así ha irrumpido con fuerza en ese mundillo atrayendo a figuras del mismo creando una liga de fútbol con el señuelo de figuras de relumbrón que han ido comprando por precios de auténtico escándalo. Han organizado el campeonato mundial de fútbol (en pleno desierto) para el 2.034. Se han hecho con  equipos de futbol de la liga inglesa. Han entrado a saco en el golf creando un circuito denominado LIV para competir de tu a tu con el norteamericano PGA. Tenis, boxeo, Fórmula 1. Están tocando todas las áreas del deporte profesional con la idea de situarse en ese mundillo que tanto atrae a las masas.
Ese circuito de golf, el LIV que decía más arriba, cuenta ya con fichajes importantes de jugadores procedentes del PGA y ahora le han tocado a Jon Rahm con unas condiciones monetarios de vértigo, porque ahí es nada pagarle por su integración en ese circuito 525 millones de euros por cuatro años. (No me resisto a traducirlos a pesetas de aquellas que perdimos en 1.999, poniendo todos los ceros para que el resultado sea más apabullante : 874.000.0000.000, es decir, ¡ 874.000 millones de pesetas ! ).
No dudo de la sinceridad de las palabras de Jon acerca de su prioridad por su pasión por el golf por encima de lo que pueda obtener en dinero practicándolo, pero sin duda todo tiene sus límites y a tal respecto estas manifestaciones me han hecho recordar a aquel aristócrata venido a menos en lo que a bienes de fortuna se refiere al que un amigo le pregunta si por 10 millones de pesetas se dejaría sodomizar. Se muestra ofendido el aristócrata haciendo referencia a sus principios morales y apetencias sexuales, negándose en redondo a tal posibilidad. Insiste el amigo al preguntarle, oye y por 20 millones, ¿como lo ves?, pregunta a la que el interpelado, bajándose el pantalón, responde dirigiéndose a su mayordomo que había estado presente durante la conversación. Martínez, proceda.
Pues eso. No es que Jon el nuestro haya cambiado de principios pero aunque así fuera, ¿quien es el guapo que rechaza una cifra astronómica como la citada?.
Quién les iba a decir a estos descendientes directos de los beduinos cuyo únicos horizontes eran las arenas del desierto en el que vivían que un día se iban a convertir en protagonistas en el mundo merced a un pestilente fluido que surgía de las entrañas de la tierra que tiene como nombre petróleo?.

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