Si una imagen vale más que mil palabras esta da buena fe de ello. Que un profesor esté impartiendo una clase y que un alumno pase olímpicamente de él enfrascado en su teléfono móvil en un tema ajeno al que se esta impartiendo en la clase tiene que ejercer un sentimiento demoledor en el profesor.
La utilización cada vez más extendida de los móviles entre los adolescentes, tanto en clase como fuera de ella, está levantando ríos de opiniones contradictorias entre psicólogos, educadores y padres de las criaturas sin que se tenga noticia de lo que estas últimas opinan. Unos aseguran que "cuanto antes reciben un móvil más problemas presentan para las relaciones cara a cara", otros que "a más tiempo de exposición menor es la capacidad de atención sostenida", otros que por el contrario no ven sino ventajas en su utilización en cualquier edad y situación, pero lo que si es cierto es que ya se han creado instituciones para dar apoyo terapéutico a menores entre 11 y 17 años con problemas de adicción a las tecnologías o trastornos de la salud mental.
Pero como en tantas otras ocasiones aquí- no se que estará pasando por otras latitudes - en este tema de la utilización de los teléfonos móviles por parte de niños a partir de una tierna edad vamos a rastras de los acontecimientos, o lo que es igual, vamos como el rabo del perro ya que la Comunidad de Madrid, Galicia y Castilla-La Mancha son las únicas comunidades autónomas españolas que tienen prohibido el uso de teléfonos móviles como mecanismo de comunicación en los colegios durante los periodos lectivos, mientras que en el resto de regiones son los centros los que limitan su uso. A esas Comunidades se ha sumado recientemente la Generalitat de Catalunya y el Ministerio de Educación que han prohibido recientemente la utilización del uso de los móviles en la Primaria (dejando a la consideración de los centros de Secundaria su utilización) no se tiene noticia de como respiran al respecto las otras 13 Autonomías y las asimiladas de Ceuta y Melilla.
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