En este pícaro mundo la experiencia demuestra que no basta para defender un asunto con tener razón. Además hay que saber demostrarla, y por si fuera poco, es necesario que te la den y en el caso del cese de la actividad en Fagor Electrodomésticos no se dan, en mi opinión, naturalmente sujeta a error, ninguna de las tres circunstancias en su petición de socorro. El tiempo ha venido a demostrar que la decisión de invertir fuertemente en Francia, Polonia y China, ha resultado finalmente nefasta, potenciada para más inri, con el inicio de la crisis económica en la economía occidental en el 2008. Esa fue una decisión que como todas tenía sus riesgos y lamentablemente salió mal y no será fácil ponerse de acuerdo sobre la idoneidad aquella toma de decisión. Sin embargo de lo que no cabe la menor duda es que la demora en tomar decisiones drásticas acerca de las estrategias a adoptar dada la marcha de los acontecimientos desde el inicio de la crisis hace ya cinco años, es algo muy difícil de entender y solo tiene parangón en la traca final de sus declaraciones en las que culpa al Gobierno Vasco y al grupo cooperativo de haberles dejado caer al negarles ayudas financieras cuantiosas. No han sabido acabar su imposible andadura con dignidad al centrifugar responsabilidades que solo a ellos les corresponden, derivadas quizás porque la humildad y la transparencia no han sido nunca virtudes en las que hayan destacado.
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